MALDITO ROCK AND ROLL

COLUMNA // ¿Qué estaría haciendo John Lennon el día de hoy?

Compartimos un ejercicio de especulación en el día en que el miembro fundador de The Beatles hubiese cumplido 80 años.

John Lennon

¿Qué hubiera pasado si John Winston Lennon Stanley, también conocido como John Ono Lennon, parte fundamental de The Beatles y humanista a tiempo completo, hubiera seguido con vida y hubiera celebrado 80 años de existencia? La pregunta puede resultar algo inútil, pero es lo suficientemente atractiva para sumergirnos en un delicioso ejercicio de especulación y ciencia ficción.

Siguiendo su historial político-activista, no me cabría duda de que, en algún momento después de su medio siglo, Lennon se hubiera postulado como alcalde, gobernador o senador por Nueva York, la ciudad que él eligió como propia. Siguiendo el camino de su amigo Frank Zappa, es probable que se hubiese postulado a alguno de estos cargos con el apoyo del «partido blanco», que él mismo habría fundado, con las sábanas de su semana en la cama por la paz tan recordadas. Quizás habría sido el vocero de las campañas de Ralph Nader, junto con Eddie Vedder, en ese 2000 tan confuso para los gringos. Por supuesto habría festejado la victoria de Barrack Obama en 2008 y 2012. De seguro sería un ávido opositor a Donald Trump e invitaría a los estadounidenses a votar. Es probable que le hubiese dedicado escritos, canciones, exposiciones y diversas activaciones para encararlo con la mirada que un porteño cosmolplita como él lo hubiese hecho. O quizás le hubiese importado un carajo todas estas cosas. Pero la paz, siempre de frente con él.

Tal vez, John Lennon se hubiese interesado profundamente en el hip hop como vía de evolución de la contracultura. A John le importaba muchísimo el mensaje que entregaba en sus letras, por lo que habría visto en esos raperos gangsteriles una nueva herramienta de difusión. O, probablemente, y siguiendo los pasos de su amigo David, le hubiera interesado el sonido industrial; así, hubiera conocido a Trent Reznor y a Marylin Manson; probablemente, habría colaborado con alguno de ellos en más de una oportunidad, operando las perillas de manera notable, recordando sus experimentos vanguardistas en sus primeros intentos de sicodelia. O quizás se hubiese entregado al formato pop de bolsillo, ese que se defiende en ganchos reproducibles en previsualizaciones de redes sociales. En una de esas, Lennon se hubiera reinventado a sí mismo por estos caminos. Pero él era un fanático declarado del viejo y querido rock and roll de antaño, ese hecho por Chuck Berry e inmortalizado por su héroe de la adolescencia, Elvis Presley. No por nada hizo un disco de covers llamado “Rock And Roll”, como para dejarlo en claro.

¿Habría hecho las paces definitivas con Paul McCartney, su amigo de aquellos años de rock and roll inocente? John ha sido quizás el único que podía desafiar a Paul y sacar lo mejor de él a la hora de crear, componer, grabar y tocar. Aunque John haya dicho que la sociedad Lennon-McCartney se terminó en 1962, igual encontramos complemento perfecto en las canciones de uno y del otro. ¿Un ejemplo de ello? A Day In the Life. No sería lo mismo si alguno de ellos no hubiera contribuido en ese pedazo de canción. Y se nota mucho cuando sir Paul la incluyó en sus sets en vivo. Algo no estaba completo. Pero John Lennon era tan volátil en sus determinaciones, que siempre la posibilidad del reencuentro estaba a la vuelta de la esquina. Aunque él nunca lo admitió abiertamente en público. Hay varias cosas que John nunca pudo perdonar, pero ¿quién sabe? El tiempo es el mejor remedio para esas heridas abiertas. Al menos a´si lo ha expresado McCartney en las últimas 2 décadas al ser consultado cada vez.

¿Se imaginan a John Lennon involucrándose en el proyecto “The Beatles Anthology”, revisando su historia? John no era dado a revisar hacia atrás. Si bien dejaba todo registrado de una manera enfermiza, Lennon era de los que se entusiasman un día y, al día siguiente, pasan a lo siguiente tal como dijo que armó ese monumento sonoro en formato canción llamado “Instant Karma”. Me cuesta imaginármelo revisando viejos videos de sus veinte y tantos junto a Paul, George y Ringo.

¿Hubiera seguido sacando discos como solista? Todo hacía prever que sí, tras el éxito de su regreso a la escena con “Double Fantasy” y su inquietud por el reggae y el ska, siempre sintonizando con la vibra británica. Pero a John le interesaba mucho más criar a Sean, compartir con Yoko, y descansar siendo un dueño de casa en su suite del Dakota antes que quebrarse la cabeza por estar grabando todo el tiempo. Capaz que se hubiera convertido en una figura de culto viva, una leyenda sobreviviente, sin sacar un disco por año, sino que cada cinco. O diez. O quince. Probablemente, nos habría inundado con remixes extraños, no como las remezclas que disfrutamos hoy con el nuevo compilado «Gimme Some Truth«, que al ponerle play, pareciera que se grabó en estos días. Así de fresco y vigente.

En una de esas, John se hubiera adherido a cualquier tipo de ideología, filosofía postmoderna, pomada o panacea del momento. Lennon era un ser humano impresionable, como cualquiera de nosotros. No es difícil imaginar a John abogando por causas nuevas perdidas, con esa consciencia plena de que su ventana puede amplificar mensajes complejos y llevarlos en simple. No estaríamos hablando de la paz y el amor de la manera en que lo hemos hecho hace más de medio siglo sin su habilidad para cristalizarlo en melodías universales.

Lo que de seguro detestaría con todo su ser es ese intento por elevarlo a la categoría de mártir y leyenda. A comienzos de los 70, y consultado con respecto a los caídos en el rock, Lennon afirmó algo fuerte: para qué lamentarse y elevar a categorías de deidades a los muertos, cuando sí había que fijarse en los que seguían vivos y haciendo cosas. O quizás sería el que decidiera quién entra y quién no al Salón de la Fama del Rock N Roll. John siempre andando por la línea de las contradicciones.

Lamentablemente, encontró la muerte a las 10:50 PM de ese 8 de Diciembre de 1980, con cinco balazos por la espalda propinados por un fanático desquiciado llamado Mark David Champman, quien pasó por las tres fases: admiración, identificación y suplantación. Lennon se desangró camino al hospital, falleciendo a las 11:15 pm, convirtiéndose en aquello que nunca quería ser: un mártir. Las ironías de la vida.

Hoy, John Lennon hubiese cumplido 80 años. Y tenía 40 cuando fue asesinado. Uno de los tipos más descarnadamente humanos que haya podido expresarse a través del arte. Uno de los pocos renacentistas inquietos, de esos que tocan música, escriben poesía y ensayos, dibujan, hablan, filman y observan.

¿Qué estaría haciendo Lennon si hubiese llegado a los 80 años?


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