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Sin vacuna hasta el 2022: Un 61% de la población mundial se vería afectada, según informe

De acuerdo con Oxfam, más de la mitad de las dosis de posibles curas para el SarsCov-2 han sido compradas por países desarrollados y ha dejado en una situación vulnerable a países con menos recursos.

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“El 61% de la población mundial no tendrá vacuna hasta al menos el 2022. Es mucho más probable que algunos de estos experimentos fracasen, dejando a la cantidad de personas sin acceso aún más alto”, concluyó el informe de la ONG Oxfam luego de estudiar las posibles vacunas para combatir el covid-19 y los acuerdos comerciales que han iniciado las distintas compañías farmacéuticas que las desarrollan.

Cinco son los proyectos que han logrado situarse en la fase tres de pruebas clínicas según Oxfam: AstraZeneca, Gamaleya/Sputnik, Moderna, Pfizer y Sinovac.

Las conclusiones de la investigación llegan luego de que los países más ricos del mundo, consiguieran tratos con los desarrolladores para ser los primeros en conseguir dosis, recalcando además que serían dos dosis por persona las necesarias para combatir el virus.

“Ya se han acordado tratos de suministro por 5.303 mil millones de dosis, de las cuales 2.728 mil millones (51%) han sido comprados por países desarrollados, incluidos el Reino Unido, Estados Unidos, Australia, Hong Kong y Macao, Japón, Suiza e Israel, así como la Unión Europea”, declaró en su informe la organización, mientras que las restantes muestras fueron compradas o prometidas a países en desarrollo como India, Bangladesh, China, Brasil, Indonesia y México.

El análisis además destaca los precios que pagaron países por las posibles vacunas contra el covid-19. Uno de ellos Estados Unidos, que consiguió la inyección por un precio que rodea los 12 y 16 dólares (entre 9 mil y 12 mil pesos chilenos), mientras los otros países han obtenido la posible cura al coronavirus por un valor de 35 dólares aproximadamente (unos 26 mil pesos chilenos).

El documento redactado por Oxfam pide que exista “una vacuna popular, disponible para todos, gratuita y distribuida de manera justa en función de las necesidades”, añadiendo que “esto solo será posible si las corporaciones farmacéuticas permiten que las vacunas se produzcan lo más ampliamente posible compartiendo libremente su conocimiento sin patentes, en lugar de proteger sus monopolios y vender al mejor postor”.

Oxfam además denuncia un sesgo en cuanto a reservar dosis para las naciones más pobres, y argumenta que esto se debe a cómo se protegen los monopolios farmacéuticos “a expensas de la salud mundial de las personas y la economía”.


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