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Joe Biden elige a la senadora y exrival Kamala Harris como su candidata a vicepresidenta

La californiana es la primera mujer negra en la historia nominada para un ticket presidencial por uno de los grandes partidos y, de ganar en noviembre, se convertiría en la primera mujer en ocupar el cargo.

Kamalia Harris

Por ElPais.com

El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, ha elegido este martes a su exrival en las primarias Kamala Harris para completar su ticket. Así, la senadora por California, de 55 años, de padre jamaicano y madre india, se ha convertido en la tercera mujer en la historia, y la primera mujer negra, en ser nominada para un ticket presidencial. Si los demócratas ganan las elecciones de noviembre, será la primera mujer vicepresidenta de la historia. Además de una historia personal inspiradora, la senadora proporcionará al ticket demócrata un estilo de campaña más combativo que el que caracteriza al candidato a presidente.

No es el primer techo de cristal que rompería Harris, que ya en 2011 se convirtió en la primera mujer fiscal general de California. Seis años después se convirtió en la segunda mujer negra en ser elegida para la Cámara alta, y sus duras intervenciones en los primeros compases de la Administración Trump no tardaron en hacer de ella una figura conocida a nivel nacional.

“Tengo el gran honor de anunciar que he escogido a Kamala Harris, una valiente luchadora por los pequeños, y una de los servidores públicos más excelentes del país, como mi compañera de candidatura”, ha dicho Biden en un hilo de tuits.

Harris entró en enero del año pasado en las primarias presidenciales demócratas. Partió como uno de los nombres más conocidos. Senadora, procedente de un bastión demócrata como California, portaba un sólido bagaje para una carrera presidencial. Trató de mantener una delicada equidistancia entre el sector centrista y el izquierdista. Tuvo momentos memorables, el principal de los cuales, irónicamente, fue un furibundo ataque a quien entonces era su principal rival en el sector moderado y hoy es el hombre que la ha elegido para convertirla en vicepresidenta: Harris acorraló a Biden en un debate televisivo por sus opiniones sobre la segregación escolar décadas atrás. Pero nunca logró mantener las primeras posiciones en las encuestas y la recaudación de fondos se le fue complicando, hasta que decidió tirar la toalla y retirarse de la superpoblada carrera a principios de diciembre, cuando ocupaba el sexto lugar en los sondeos, con un 3,4% de los apoyos. El 8 de marzo, daba su apoyo a Biden.

Su sólido currículo, con experiencia en las administraciones federal, estatal y local, la convierte en una candidata fuerte, igual que juega a su favor su no adscripción a los dos bandos que luchan por el poder en el partido. Su ascendencia jamaicana e india también es un gesto a un sector del país que se ha movilizado estos meses por la justicia racial. Es buena en los debates, y el hecho de haber protagonizado una carrera en las primarias garantiza que su historial ha sido sometido a escrutinio y la blinda contra eventuales sorpresas. Entre sus debilidades, está su historial duro como fiscal, que le ha valido críticas sobre todo en el ala más progresista del partido.

Biden ha pasado los últimos días entrevistando, en persona, por pantalla o teléfono, a cada una de las finalistas de una búsqueda que ha generado una enorme expectación. Harris siempre estuvo en lo alto de las quinielas. Se hablaba también de la exconsejera de Seguridad Nacional Susan Rice, de la senadora Elizabeth Warren, y de perfiles más emergentes como la congresista Karen Bass o la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms. Un comité de cuatro miembros ha examinado las credenciales y el historial de cada una de las candidatas, pero, concluido su trabajo, la decisión la tomó Biden a solas.

El nombramiento de la compañera de ticket de Joe Biden, que él mismo fue vicepresidente con Barack Obama, ha estado rodeado de una enorme expectación, Durante su campaña en las primarias, prometió que sería una mujer, y esa era una de las pocas certezas. Otra certeza es que hay diversos factores que contribuyen a que la vicepresidenta de una eventual Administración Biden adquirirá una relevancia sin precedentes. No solo está el hecho de que la vicepresidencia ha ido creciendo en importancia en los últimos años, y que el propio Biden fue un vicepresidente con muchas atribuciones, por lo que se espera que también dé cancha a su compañera. Además, sucede que el candidato, que se convertiría en el presidente de más edad en llegar a la Casa Blanca (lo haría con 78 años), se ha referido a sí mismo como un presidente de transición, por lo que la vicepresidenta se verá pues como una presidenta a la espera. Por último, la historia dice que, igual que los presidentes, los vicepresidentes más relevantes llegan en tiempos de grandes desafíos. Y en un país golpeado por crisis insólita y poliédrica, desafíos no le faltarán a la Administración que salga de las urnas el 3 de noviembre.

El lunes, la campaña de Biden aseguró que habría una decisión a mediados de esta semana. Pero el candidato había incumplido ya en al menos dos ocasiones el plazo que se había autoimpuesto para anunciar la que era quizá la decisión más importante de su campaña hasta la fecha. La decisión, en cualquier caso, debía tomarse antes de que se celebre el próximo lunes la Convención Demócrata, de la que Biden, que no cuenta con ningún rival, saldrá como candidato ya oficial del partido. Ya pueden, pues, empezar a imprimirse los carteles y camisetas con el mensaje “Biden – Harris”.


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