ENTREVISTAS

¿Qué es el populismo? ¿Quiénes son populistas? Ni Lavín ni Jadue, dice cientista político

“A Lavín lo veo muy poco populista”. “Populismo y popular son cosas distintas, y muchas veces se confunden”, explica el investigador Cristóbal Rovira.

populismo

Andrés Allamand acusó de populistas a la mayoría de quienes apoyaron el retiro del 10% de los fondos de las AFP, Soledad Alvear cree que se ha “caído en el populismo de derecha y de izquierda” y Felipe Harboe escribía ayer que el destino de Chile se debate “entre el negacionismo y el populismo”.

Incluso AFP Habitat, la segunda más grande del mercado, tildó de “ideológica y populista” la aprobación del proyecto cuyos trámites empezaron ayer.

Pero ¿se ha caído realmente en el populismo? Y ¿qué es el populismo?

Hoy conversamos sobre esto con Cristóbal Rovira, doctor en ciencia política y director del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales. El cientista es autor del libro “Populismo: una breve introducción”, donde justamente investigó ese asunto.

Parte precisando que “la palabra ‘populismo’ se usa mucho para descalificar a los contrincantes y tildar al enemigo de hacer algo que no le gusta a la persona que lo utiliza”, pero en realidad “el populismo es una ideología que distingue a una élite como mala y al pueblo como bueno, y defiende la idea de respetar la soberanía popular”.

Pero un detalle: “No cada vez que un político hable en nombre del pueblo significa que es populista, ese es su trabajo. Si escuchas un discurso de Obama él constantemente habla del pueblo norteamericano, pero él no es populista”. Entonces, el populista “es aquel que dibuja al pueblo como si existiera uno sólo en singular, no distintos individuos con distintos pareceres, y que simultáneamente existe una élite que es corrupta”, agrega Rovira.

Según el cientista político, también es importante diferenciar “’populismo’ de lo que es ‘popular’: el famoso proyecto del 10%, por ejemplo, con la mayoría de la ciudadanía a favor, significa que es popular – no populista. Populismo y popular son cosas distintas, y muchas veces se confunden”.

Y si lo aterrizamos a la política nacional, Cristóbal Rovira hace algunos matices: “A Lavín lo veo muy poco populista, porque si leo los discursos de él, se hace muy poco una distinción maniquea entre élite y pueblo. Lo que tiene Lavín es que trata de conectar con ideas que existen en la ciudadanía, pero ser popular no es lo mismo que ser populista. Él tiene muy buen olfato para saber las necesidades de la ciudadanía, que muchas veces van en contra de lo que la derecha quisiera, pero por hacer ese discurso él no es necesariamente populista. Para que lo sea, tendría que enmarcarlo dentro de un discurso de élites versus pueblo, de acabar con las AFP y que los empresarios son corruptos, etc”.

Otro presidenciable que suena fuerte es el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, quien no se ha cerrado a una eventual candidatura. Sobre él, analiza: “Jadue podría estar un poco más cercano, porque uno ve un ataque a las élites. Él no tiene problemas con atacar al empresariado, mientras que Lavín es más reacio a eso. Pero tampoco veo que sea tan clara esa distinción moral, aunque sí habría más cercanía en comparación a Lavín”.

“José Antonio Kast, en cambio, si pensamos en la campaña presidencial él claramente hacía esta distinción muy maniquea entre que existe una élite corrupta y un pueblo que es soberano. Y los populistas, como él, dibujan al pueblo de una manera determinada: como quienes profesan determinados valores –conservadores, en su caso-, que están en contra de la delincuencia, con guiños al mundo evangélico y a lo militar (…), ahí yo vería un discurso populista de derecha bastante más marcado, a diferencia de Lavín”, precisa Cristóbal Rovira.

Pero en el panorama digital actual se hace difícil ser preciso con los conceptos, y no irse a blancos o negros. Así termina detallándolo el investigador: “Las redes sociales ayudan a la simplificación, intentar distinguir entre buenos y malos. Por eso mi definición es un poco más larga para no caer en el ‘dime quién es el bueno y quién es el malo’. En ese sentido, observamos un aumento de la polarización política y vemos que estos discursos simplifican el debate: si alguien está a favor de las AFP es mala, y si no es mala”.


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