Ni siquiera recibirá dineros o apoyo económico del asesino.
Kellie Chauvin, esposa del policía blanco que mató al afroamericano George Floyd, pidió el divorcio en su relación ya que no quiere tener nexo alguno con el oficial acusado del crimen que originó una revuelta anti racista en Estados Unidos.
Según confirma Daily Mail, la mujer originaria de Laos y el oficial se separaron de manera oficial el 28 de mayo, es decir, tres días después de la muerte del ciudadano.
Además, Chauvin está gestionando los trámites para cambiarse aquel apellido perteneciente al policía. “Ella está buscando un cambio de nombre solo por esta disolución del matrimonio. No busca un cambio de nombre para defraudar y/o engañar a los acreedores o a cualquier otra persona, ni es una delincuente”, dice el documento del tribunal publicado en dicho medio.
Estos también añaden que ella no busca ningún tipo de compensación económica: “Es totalmente capaz de mantenerse a sí misma. No necesita mantención conyugal y renuncia a su derecho a recibir mantención conyugal temporal o permanente del demandado”.