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¿Cine clásico en la red? Una guía gratis para enfrentar el encierro

Con Jorge Letelier, repasamos joyas del séptimo arte para disfrutar en cuarentena.

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Con Jorge Letelier, repasamos joyas del séptimo arte para disfrutar en cuarentena.

Por Jorge Letelier Flores

Le dedicamos poca atención al cine clásico. A menudo es la trinchera de la cinefilia dura y nostálgica, y salvo el canon establecido desde siempre, hay un maremágnum de cintas escondidas por ahí que merecen una visión.

En esta cuarentena autoimpuesta, un buen ejercicio de ocio cultural es rastrear ciertos filmes que llevan el rótulo de culto o de mito, influyentes incluso, pero que han sido olvidadas por las modas y las listas. Algunas malditas, otras superadas por el fragor de la contingencia mediática y las imposiciones de los factótums del espectáculo.

Recogidas de plataformas gratuitas, les dejo diez títulos que están en la serie B de los clásicos inmortales.

Plan 9 del espacio sideral (1959)

No es ninguna cinta perdida y tuvo su momento de fama con la aparición de “Ed Wood”, de Tim Burton (1994). Para quien no la ha visto, el rótulo de la “peor cinta de todos los tiempos” es una invitación a verla con otros ojos, no la del virtuosismo sino que la del cine como un monumento al esfuerzo colectivo y al idealismo, lo que sin duda embellece sus alcances. Y es una buena forma de adentrarse en la figura de Edward D. Wood Jr., uno de los personajes más fascinantes de la historia del cine. Disponible en openculture.com, un amplio sitio de contenidos gratuitos que redirecciona a sus fuentes originales.

The innocents (1961)

La versión más celebrada de la novela de Henry James “Otra vuelta de tuerca” (The taming of the shrew) es una de las cimas del subgénero de la ghost story y dentro de ella, de las cintas de casas embrujadas.  Con resonancias freudianas, gira en torno a una institutriz que comienza a tener visiones sobrenaturales cuando llega a cuidar a dos niños, que supuestamente están en peligro por unas presencias malignas. Ha sido considerada la obra inicial del llamado terror sicológico y su guión -en gran parte- fue firmado por Truman Capote, el que inspiró a Alejandro Amenábar a hacer un cuasi remake con “Los otros”. Dirigida por el muy competente Jack Clayton, la fotografía es una clase de iluminación en base a claroscuros, a cargo de Freddie Francis, el mismo de “El hombre elefante”, de David Lynch. Versión íntegra disponible en youtube.

El estudiante de Praga (1913)

A menudo se dice que el expresionismo alemán comenzó en gran medida con El gabinete del doctor Caligari (1919). Pero seis años antes, en 1913), el actor Paul Wegener (junto a Stellan Rye) debutó como director con esta sorprendente lectura del Fausto, de Goethe, donde exploró temas de gran profundidad en oposición al aún rústico lenguaje cinematográfico de ese entonces. La historia de Balduin, un estudiante que por enamorarse de una mujer, hace un pacto con un misterioso hombre donde a cambio de dinero este se quedará con su propia imagen, en la muy germánica figura del döppelganger (el doble). Resabios de una lectura sobre la esquizofrenia, el pacto con el diablo e incluso un examen sobre las limitaciones de la identidad, se unen en un relato de sorprendente fuerza visual cuando la ficción cinematográfica estaba en pañales.

https://youtu.be/nNCRTR0VJL4

Él (1953)

De su período mexicano, esta es una de las obras menos conocidas del realizador español Luis Buñuel, a diferencias de clásicos como “Los olvidados”, “Nazarín”, “El ángel exterminador” y “Viridiana”. Decía Buñuel que esta era su mejor película y a la que más elementos personales le había puesto. Se trata de un oscuro melodrama sobre los celos enfermizos y la culpa, el anticlericalismo y el surrealismo de sus inicios, encarnado en un joven virgen que se obsesiona con la novia de un amigo hasta casarse con ella, desatando sus obsesiones. Al momento de su estreno fue un fracaso rotundo de taquilla, pero hoy es considerada entre las 10 mejores películas de la historia del cine mexicano, y además, es una de las más analizadas desde su perspectiva sicoanalítica. Tanto, que Jacques Lacan la proyectaba regularmente a sus alumnos. Disponible en la plataforma vk.com

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El hombre del brazo de oro (1955)

Otto Preminger fue un director célebre tanto por su trato áspero con sus actores como con la intensidad que le imprimía a sus historias. El vienés hizo de todo (y todo bien) y quizás por esa aparente falta de dimensión autoral en una segunda línea entre los directores europeos en Hollywood. Acá le da a Frank Sinatra el mejor rol de su carrera como Frankie Machine, un baterista de jazz que al regresar de la II guerra mundial, está convertido en un adicto a la heroína. Dura, sin complacencias moralistas y filmada con la garra que solo un europeo podría tener bajo el maccarthismo, el vienés se da el lujo de moldear a una antagonista mujer y lisiada, algo que hasta hoy sería políticamente incorrecto.  El director de “Saint Joan”, “Laura” y “Anatomía de un asesinato”, se merece un lugar más destacado entre los grandes de la historia y de los principales directores extranjeros del  Hollywood clásico, como Alfred Hitchcock, Billy Wilder y Fritz Lang (estos dos últimos, vieneses como él). Disponible en legalmentegratis.com

https://youtu.be/IFEz53zq0HM

El testamento del doctor Mabuse (1933)

Esta grandiosa obra clave de Fritz Lang es el título definitivo que anticipó el horror del nazismo. Lang, de siempre obsesionado con los caminos abyectos del poder y el mal, convirtió a esta segunda entrega del pérfido doctor en una intriga criminal sobre los peligros de los discursos totalitarios y la manipulación sobre las masas. Es además su primer filme sonoro y el uso que hace del off es magistral. Ni que decir que su sentido de la acción sienta las bases del género de espías y el policial. Terminada justo en los días en que el Nacionalsocialismo llegaba al poder en Alemania, fue prohibida antes de su estreno por Joseph Goebbels, quien dijo: “Vi la película del Dr. Mabuse. Guía práctica para el crimen. Prohibida”. Lang alcanzó a escapar de Alemania, y algunas copias se salvaron. Hoy, sin discusión, es una de las obras maestras de la historia del cine alemán. Disponible en archive.org

Detour (El desvío, 1945)

En el universo políticamente complejo y formalmente innovador que supuso el cine negro americano, “Detour” (El desvío) es una de las más importantes obras de clase B del género. Dirigida por el nacido en la República Checa Edgar G. Ulmer, narra la pesadilla de un pianista cuando al intentar reunirse con su novia en Los Angeles, hace dedo a un mafioso y entra en una intriga pesadillesca donde lo único claro es que a cada paso las cosas empeoran. Protagonizada por Tom Neal y Ann Savage con apenas U$100.000 de presupuesto, es una de las cimas de Ulmer, considerado el rey del cine B y quien fue revalorizado por Cahiers du Cinema en los 60 (autor de “El gato negro”). Si el cine negro es la encarnación del destino fatal de los hombres, “Detour” bien puede ser la película definitiva del género. Disponible en youtube.com

Carta a tres esposas (1949)

Un año antes de quedar en la inmortalidad con “La malvada” (All about eve), Joseph L. Mankiewicz dio suelta a su extraordinaria imaginación como guionista con esta original pieza narrativa en que una mujer les envía una carta a tres de sus amigas que están en un paseo en barco, para contarles que se ha ido con el marido de una de ellas, sin especificar cuál es. Esto le permite a Mankiewicz -guionista y director de “La condesa descalza”, “De repente, el último verano” y “La huella”- examinar los matrimonios de cada una de ellas con esa sensibilidad única que tenía para el diálogo, la ironía y el ritmo de las palabras. Con este filme el director ganó el Oscar a mejor dirección y guión, galardones que repetiría al año siguiente con “La malvada”. El influjo de “Carta a tres esposas” está en el inconsciente colectivo de Hollywood pese a su olvido, a tal punto que un capítulo de Los Simpsons tomó su mismo argumento. Disponible en vk.com

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Panic in the streets (1950)

Durante la década de 40’ Elia Kazan era ya uno de los directores teatrales más importantes de EEUU y ese rol se afianzó en 1947 cuando creó el Actor’s Studio. Pero al mismo tiempo su carrera en el cine comenzaba a brillar: había recibido un par de premios Oscar cuando en 1950 realizó este film noir increíblemente premonitorio con lo que ocurre hoy.  Justo un año antes de su versión de “Un tranvía llamado deseo”, Kazan puso a dos criminales prófugos (Jake Palance y Zero Mostel) que luego de haber matado a un inmigrante en el puerto de Nueva Orleans, supuestamente contraen un virus derivado de la peste bubónica altamente contagioso. Dos policías inician una cacería antes de que los sujetos puedan contagiar a todos a su paso. El filme describe la pobreza y suciedad de las ciudades de EEUU realizando una alegoría de la condición de la salud pública cuando sus víctimas son la clase desposeída. Disponible en vk.com

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