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13 meteduras de pata históricas de Hollywood que acabaron con una carrera

Todos cometemos errores, pero no todos nuestros errores cuestan millones de dólares. Estos trece casos varían en intensidad y consecuencias, pero dejan claro que ni una retahíla de agentes y abogados pueden evitar que un ser humano meta la gamba hasta el fondo.

Hollywood meteduras de pata

Todos cometemos errores, pero no todos nuestros errores cuestan millones de dólares. Estos trece casos varían en intensidad y consecuencias, pero dejan claro que ni una retahíla de agentes y abogados pueden evitar que un ser humano meta la gamba hasta el fondo.

Por ElPais.com

Todo el mundo comete errores, pero en Hollywood incluso los errores son a lo grande. Los escándalos protagonizados por estas doce estrellas no podrían ser más dispares (delitos, declaraciones desafortunadas y hasta una equivocación estética) pero todos fueron sentenciados como un error tan imperdonable que sus autores no volvieron a levantar cabeza. Al menos durante unos años, porque este repaso también sirve para comprobar que hay dos tipos de personas: los que son enterrados al primer tropiezo y los que reciben una oportunidad tras otra a pesar de que las dinamitan todas. Lo que tienen en común es que, en Hollywood, hasta meter la pata es un gran espectáculo.

Mike Myers: más ego que currículum

¿Quién era? Uno de los actores de comedia favoritos del planeta, gracias a Wayne’s World: qué desparrameAustin Powers y Shrek, bautizado como el nuevo Peter Sellers por su habilidad camaleónica para crear personajes con su propio mundo. Ya entonces se rumoreaba que Myers era, como suele decirse en el dialecto diplomático de Hollywood, “difícil”: la directora de Wayne’s World tuvo que contratar a su propia hija para que abasteciera al actor con snacks cada vez que tuviera hambre, él intentó que despidiesen a su compañero de reparto Dana Carvey porque temía que lo eclipsase y cuando descubrió que le habían traído mantequilla en vez de margarina para su panecillo abandonó el rodaje. Cuando llevaba la mitad de Shrek doblada, decidió que el ogro debería tener acento escocés: volver a empezar el doblaje le costó al estudio 4.5 millones de euros.

¿Qué hizo? Semanas antes de empezar a rodar una comedia basada en uno de sus propios personajes de Saturday Night Live, Myers canceló su participación alegando que no quería “estafar al público con un guion inaceptable” [del que él era coautor]. Universal le demandó por 26,5 millones, describiéndolo ante el juez como “egomaniaco, irresponsable y egoísta”. El actor respondió con otra demanda por “violación de la privacidad, abuso y fraude”, ya que según él el estudio le había traumatizado con una actitud mafiosa. Finalmente llegaron a un acuerdo para rodar The Cat in the Hat (El gato), una adaptación del cuento clásico de Dr Seuss. Durante el rodaje, Myers instaló una carpa alrededor de su tráiler para que nadie lo viera, hacía esperar al equipo durante horas sin dar explicaciones y contrató a un ayudante cuyo único cometido era seguirle a todas partes con un tupperware de bombones por si en algún momento se le antojaba uno. The Cat in the Hat (El gato) fue tan vilipendiada por crítica y público (por su humor crudo, soez y malsano un crítico de Dallas Observer señaló que debería haberse titulado “Mike Myers: ojete peludo”) que la viuda de Dr Seuss prohibió legalmente adaptar ninguna de sus obras en imagen real nunca más.

¿Cómo acabó? Tras cinco años sin rodar, su siguiente película, El gurú, provocó pérdidas millonarias en 2008 y convirtió en un chiste interno de la industria el eslogan con el que se promocionaba: “Su karma es enorme”. Desde entonces se pasó una década sin aparecer en el cine (hasta un papel secundario el año pasado en Bohemian Rhapsody), durante la cual firmó un acuerdo con HBO que no se tradujo en ningún proyecto, se divorció, se casó y tuvo tres hijos (lo cual, asegura, es lo que más feliz le ha hecho jamás). En 2013 confesó que Hollywood apenas le ofrecía trabajo, que solo le habían enviado 15 guiones en 20 años y por eso todos sus proyectos eran suyos. El año pasado fichó por Netflix, pero todavía no se sabe nada de “la serie de seis episodios en la que Myers interpretará varios personajes” que prometieron.

Rob Lowe: el primer ídolo con ‘sex tape’

¿Quién era? Un ídolo adolescente gracias a Rebeldes (la obra fundacional del Rat Pack, que también les dio sus carreras a Tom Cruise, Patrick Swayze y Matt Dillon), que parecía destinado a convertirse en una estrella de Hollywood con su salto a papeles más adultos como el de Enséñame a bailar, por el que le nominaron a un Globo de oro por interpretar (según la sinopsis de la época) a “un joven retrasado mental”. Lowe se ligó a Nastassja Kinski, a Jane Fonda y a Estefanía de Mónaco. En 1989 protagonizó uno de los momentos más infames de la industria cuando bailó con una jovencita sexy disfrazada de Blancanieves en los Oscar y Disney demandó a la Academia por mancillar a su princesa. Parecía que aquel 1989 no podía ir a peor para Lowe. Pero sí podía.

¿Qué hizo? Tras asistir a un mitín del candidato demócrata a la Casa blanca Michael Dukakis, que se rodeó de estrellas jóvenes para paliar la paliza que le estaba dando George Bush en las encuestas, se llevó a un par de chicas a su hotel y las grabó mientras mantenían relaciones sexuales. “Cuando acabéis, poneos la cinta y así veis qué tal lo habéis hecho” les dijo mientras caminaba hacia la ducha. Las chicas optaron por coger la cinta, robarle dinero y largarse del hotel. Días después el vídeo estaba proyectándose en varias discotecas de Estados Unidos y, a un precio de 29,95 dólares, se convirtió en el primer vídeo casero de la historia en comercializarse. Como la chica que se acostó con Lowe tenía 16 años (dos más que la edad de consentimiento legal en Atlanta, pero dos menos que la edad para aparecer en un vídeo porno) su madre demandó al actor por la mitad de su fortuna. Al final se conformó con 265.000 euros. “¿Que si esto dañará su carrera?” decía un ejecutivo anónimo de Hollywood, “¿Qué carrera? No es una gran estrella, toda esta atención solo va a conseguir que más gente lo conozca. Si hubiera sido un vídeo porno gay sí que habría sido mortal”.

¿Cómo acabó? El abogado de Lowe pintó a la madre y a la hija como dos cazafortunas sin escrúpulos. El actor defendió que no le había preguntado su edad porque lo que le interesaba de la gente era su personalidad y criticó que los medios hablasen más sobre su escándalo que sobre los cientos de muertos en las protestas de Tiananmen. Tras una década dando tumbos por subproductos directos a vídeo, Lowe resucitó su carrera interpretando a políticos en El ala oeste de la Casa blancaCinco hermanos y Parks & Recreation. Desde entonces, otros vídeos eróticos caseros como los de Pamela Anderson, Paris Hilton o Kim Kardashian convertirían a sus protagonistas en estrellas que definieron una época.

Winona Ryder: y a la noche se le fue la mano

¿Quién era? No por manido resulta menos cierto: Ryder era la musa de la Generación X. Pero también, con apenas 20 años, una de las estrellas más poderosas de Hollywood capaz de definir la apatía vital de los jóvenes ante el capitalismo en Reality Bites, enamorar a todos los raros del planeta (Lucas, Bitelchús, Heathers, escuela de jóvenes asesinos, Eduardo manostijeras, Inocencia interrumpida) y levantar proyectos enteros adaptando obras clásicas (Drácula, Mujercitas, El crisol) gracias a que ella quería protagonizarlos.

¿Qué hizo? En diciembre de 2001 salió de la tienda Sacks Fifth Avenue con varios productos pagados y otros tantos sin pagar (con un valor que ascendía a 4.400 euros) a los que había arrancado la alarma antirrobo. Semanas después del escándalo, las camisetas de “Free Winona” (libertad para Winona) se convierten en un icono de la cultura pop del cambio de siglo a pesar de que, al buscar la imagen en Google, su creador se había bajado por error la foto de una modelo de los 70. Fue condenada por vandalismo, aunque no por hurto, y pagó con tres años de libertad condicional, 480 horas de trabajos para la comunidad y una multa de 11.000 euros.

¿Cómo acabó? En 2002 la propia actriz posó para la portada de la revista de estilo W con la camiseta de Free Winona y, cuando por fin pudo hablar del asunto en 2007, expresó su estupor ante la atención mediática recibida: “Si hubiese hecho daño físico a alguien habría sido totalmente diferente, no publiqué un comunicado, no hice absolutamente nada, simplemente esperé a que la gente lo olvidase”. Pero todo el mundo lo recordó y la carrera de Ryder cayó en picado, en parte por el bochorno de su imagen de cleptómana y en parte porque la actriz era tan de los noventa que el siglo XXI no supo qué hacer con ella. En 2016 regresó con Stranger Things, convertida en todo lo que una mujer como ella puede ser hoy en día: un fetiche para la nostalgia.

Mel Gibson: no le pasó nada hasta que ofendió al colectivo equivocado

¿Quién era? Las sagas Mad Max y Arma letal hicieron de Gibson uno de los tipos que mejor le caía al público durante los ochenta y los noventa. Ya entonces la liaba con reflexiones como “¿Quién va a pensar con esta pinta que soy gay? ¿Hablo como un homosexual? ¿Me muevo como ellos?” (para a continuación levantarse, señalar su trasero y aclarar que era un agujero solo de salida, durante una entrevista en 1990 a EL PAÍS promocionando Hamlet) o “me disculparé con las asociaciones de homosexuales cuando el infierno se congele”, cuando le acusaron de afeminar al villano de Braveheart. Al mundo le importó tan poco que le dieron cinco Oscar por la película, incluidos dos para él como productor y director.

¿Qué hizo? Ofender a colectivos que sí tenían poder en Hollywood. En 2006 un policía le arrestó por conducir ebrio y, por alguna razón, Gibson salió del coche gritando “los judíos sois los culpables de todas las guerras de la humanidad, ¿qué pasa, que eres judío?”. Ese mismo año, cuando la agente que le detuvo fue una mujer, la amenazó con “joderle la vida” porque él era “el dueño de Malibú” y zanjó su ataque de ira con “¿qué miras, tetitas dulces?”. El actor se mostró avergonzado y culpó a su alcoholismo (“me había tomado ocho tequilas dobles”, aseguró), pero criticó que el policía lo grabase ilegalmente. En 2010 se filtró otro cabreo de Gibson, en un mensaje de voz para su exmujer Oksana Grigorieva en el que hacía referencia a un forcejeo en el que él le había roto dos dientes mientras ella sostenía a su hija recién nacida en brazos: “Te lo merecías. Y si te violase una manada de negros te lo merecerías. Voy a ir allí y voy a prender fuego a tu casa, pero primero me la vas a chupar”. Gibson se defendió aclarando que el audio estaba sacado fuera de contexto.

¿Cómo acabó? Hollywood le dio la espalda durante una década, en la que solo participó en cinco películas de acción de bajo presupuesto, pero en 2016 regresó a la dirección con Hasta el último hombre. La crítica, el público y la industria (con nominaciones al Oscar para él y para la película) la aplaudió, a pesar de generar un nuevo escándalo cuando agredió y escupió a una periodista israelí, y desde entonces ha anunciado varios proyectos de alto presupuesto como director. Entre ellos está la secuela de La pasión de CristoResurrección.

Pee-wee Herman: el relax más caro de la historia

¿Quién era? El show en HBO de Paul Reubens, interpretando al excéntrico Pee-wee Herman, causó tanta sensación que protagonizó su propia película (La gran aventura de Pee-wee, el debut de Tim Burton en 1985) y su programa infantil en CBS, Pee-wee’s Playhouse. Herman era un personaje ingenuo y siempre alegre que vestía como un pardillo de los años cincuenta y hablaba con todos los objetos animados de su casa. El programa ganó 15 Emmys, generó millones de dólares en productos oficiales y recibió el aplauso de las asociaciones de padres por inculcar valores de conciliación racial, vida sana y decencia ciudadana. Y entonces Reubens se tomó un año sabático, en el que hizo lo que haría cualquiera en sus vacaciones: visitar a sus padres.

¿Qué hizo? Y como haría cualquiera en su pueblo, se fue al cine. Aquella noche la cartelera era El tiburón tigre de la policía Catalina, Sube la temperatura y La enfermera Nancy. Ir a un cine porno no es ilegal en Estados Unidos, pero masturbarse en él sí. Reubens fue arrestado por ese delito tan abstracto que tienen allí, “exhibicionismo indecente”, y a la mañana siguiente todo el país se despertó con la foto policial que desvelaba el secreto mejor guardado del artista: su aspecto real. Aunque él negó haberse masturbado, el policía no tuvo dudas respecto a su delito pero sí respecto a cómo se deletreaba. La ficha policial de Reubens quedaría para siempre archivada bajo el crimen de “masterbate”.

¿Cómo acabó? La CBS canceló las reposiciones de Pee-wee’s Playhouse, las tiendas de juguetes retiraron sus juguetes oficiales y los programas de televisión entrevistaron a psicólogos que explicaban la mejor forma de contarles a los niños que “Pee-wee se había ido para siempre”. El incidente ocurrió en pleno verano, por lo que los medios se aferraron al escándalo para generar contenido. La siempre confusa memoria colectiva y el tratamiento sórdido de la prensa hicieron que con el paso de los años el público recordase vagamente que Pee-wee había hecho algo escabroso pero no exactamente el qué. Esa percepción tergiversada hundió su carrera, que desde entonces se ha centrado en trabajos de doblaje. Así nadie tiene que mirarlo a la cara.

Shannen Doherty: ella inventó a Lindsay

¿Quién era? La más famosa del reparto de Sensación de vivir cuando la serie adolescente más famosa de los noventa empezó a emitirse, claro, en 1990. Doherty había aparecido en La nueva casa de la pradera y Heathers, escuela de jóvenes asesinos y aprovechó su popularidad para llegar tarde al rodaje todos los días, salir de fiesta todas las noches y liarse a puñetazos con cualquiera que se interpusiera en su camino. Eso incluyó a Jennie Garth, con quien se enzarzó en una pelea física durante el rodaje. Doherty negó que hubiese puñetazos. Garth admitió que hubo arañazos.

¿Qué hizo? Todo el equipo de la serie, liderado por Jason Priestley (que interpretaba a su hermano Brandon), pidió que la despidiesen tras la cuarta temporada. Para entonces Brenda ya era el personaje más odiado del distrito 90210, en parte porque los espectadores la asociaban con su actriz y en parte porque cuando perdió la virginidad con Dylan las protestas de la cadena llevaron los productores a imponerle un castigo: debía arrepentirse de su indecencia y romper con Dylan. La audiencia consideró que Brenda era una niñata caprichosa y repelente. “Si consideras que ‘ser difícil’ significa ser una mujer fuerte y capaz de valerse por sí misma sí, lo admito” se defendía la actriz tras su despido. Tenía 22 años.

¿Cómo acabó? El productor de Sensación de vivir, Aaron Spelling, le dio una segunda oportunidad con Embrujadas pero tras tres temporadas (durante las cuales Doherty no soportó que su compañera Alyssa Milano tuviese más fans que ella) abandonó la serie mediante un comunicado. Su personaje, Prue Halliwell, murió fuera de cámara y Milano celebró una fiesta con una gran pancarta que decía “Ding, dong, la bruja ha muerto”. A pesar de sus intentos, como el reality show Breaking Up with Shannen Doherty («Rompiendo con Shannen Doherty») en el que ella hacía de mensajera para gente que quería romper con sus parejas pero no se atrevía a hacerlo personalmente, la actriz no ha vuelto a conservar un trabajo durante más de un par de semanas. Hasta cuando participó en el Mira quién baila americano fue la primera expulsada. El público se reconcilió con ella, eso sí, por una causa mucho menos frívola: el cáncer de mama que superó en 2015 y que vuelve a sufrir desde el pasado febrero.

Hugh Grant: el inglés errante

¿Quién era? En Cuatro bodas y un funeral enamoró a Hollywood, que lo tomó prestado para una de aquellas comedias románticas que producían como churros en los noventa, Nueve meses. El atractivo de Grant radicaba en que, por debajo de su encanto de inglés atolondrado, escondía cierta picardía. El 27 de junio de 1995 él mismo dejó de esconderla.

¿Qué hizo? A la una de la madrugada, Grant arrancó el BMW blanco que el estudio había alquilado para él y se dio una vuelta por Sunset Strip. Cuando se acercó a la prostituta Divine Brown esta le dijo que subirla a la habitación le costaría 100 dólares, pero él solo llevaba 60 en efectivo. Por ese precio se ofreció a hacerle una felación dentro del coche, pero durante el acto Grant empezó a pisar el pedal de freno accidentalmente y el movimiento alertó a unos policías que los arrestaron a ambos. Los agentes declararían después que el actor cooperó en todo momento con disposición. Al fin y al cabo, por encima de todo era inglés.

¿Cómo acabó? El estudio canceló toda la promoción de Nueve meses y People publicó un reportaje en el que los vecinos de los padres de Grant aseguraban que el actor siempre saludaba. “Sean Penn podría salir indemne de algo así”, opinó una productora, “pero no Hugh Grant”. Su imagen traviesa pero amable quedó dinamitada (aunque el director de la película, Chris Columbus, se mostró aliviado de que “al menos no le han pillado con un animal”) y parecía que la carrera de Grant se había estrellado antes de despegar, pero el éxito sorpresa de Nueve meses y una disculpa socarrona en el programa de Jay Leno le permitieron, tras cuatro años sin trabajar, volver triunfante a Hollywood con Notting Hill.

Katherine Heigl

¿Quién era? Su personaje en Anatomía de Grey, Izzie Stevens, era uno de los más queridos de la serie y le dio un Emmy por la tercera temporada. Heigl enseguida saltó al cine postulándose como la más aventajada para el puesto de novia de América que habían dejado vacante Julia Roberts, Meg Ryan y Sandra Bullock.

¿Qué hizo? Hablar. En solo un par de años criticó su propia película Lío embarazoso (“retrata a las mujeres como arpías estiradas sin sentido del humor, se me hizo difícil interpretar a semejante zorra aguafiestas”), los guiones de Anatomía de Grey (retiró su candidatura a los Emmy por considerar que su personaje no había tenido tramas a la altura, después el equipo de la serie contó en un comunicado que esto se debía a que ella había pedido una reducción de jornada para dedicarse más al cine) y los horarios de rodaje de 17 horas que, de nuevo, eran una consecuencia de su poca disponibilidad para grabar la serie. Cuando le tocaba regresar al final de la sexta temporada para cerrar la historia de Izzie, la actriz ni siquiera se presentó en el rodaje.

¿Cómo acabó? Su fama de profesional imposible (exigía suites presidenciales en los mejores hoteles y lujos para su madre/manager y rechazaba toda la ropa o la comida que le ofrecían) y de actriz desagradecida llevó a Hollywood a darle la espalda. Un productor aseguró tener un papel perfecto para ella pero que decidió, finalmente, que no merecía la pena. Una publicista comparó que “ni siquiera las estrellas más importantes tienen esa actitud ni esas exigencias”. Desde entonces, ha aparecido en tres series (en Suits reemplazó a Meghan Markle) y en varios anuncios de comida para gatos, pero solo en cinco películas. Ninguna ha tenido repercusión.

Wesley Snipes: una estrella contra el fisco

¿Quién era? El primer actor negro en liderar una franquicia de superhéroes, Blade, y una de las estrellas de acción mejor pagadas: solo entre 1999 y 2004 ganó 33 millones de euros.

¿Qué hizo? No pagar impuestos. No es que los evadiera, es que no los pagó en absoluto. Su contable le convenció (a él y a otros 4.000 clientes) de que legalmente no estaba obligado a tributar y Snipes fundó una falsa organización religiosa sin ánimo de lucro para facturar sus ganancias. El contable enviaba cheques falsos a la audiencia tributaria por valor de 13 millones e incluso, en 1997 y 1999, reclamó devoluciones por valor de 7 millones. El juicio estipuló que el actor debía 21 millones de euros en impuestos y fue condenado a tres años de cárcel, que cumplió entre 2010 y 2013. Al salir le ofreció al fisco un 4% de lo que debía (749000 euros) y denunció que la persecución contra su caso tenía motivaciones racistas, pero hacienda le reclamó al menos 8.45 millones para condonar su deuda. Snipes alegó insolvencia.

¿Cómo acabó? Desde el final de la trilogía Blade, Snipes ha aparecido en 15 películas y 12 de ellas se han estrenado directamente en vídeo. Es una de las celebridades disponibles en Cameo.com, una web en la que los famosos cobran por mandar mensajes grabados a sus fans y el año pasado Marvel anunció que relanzará la saga Blade con Mahersala Ali. En diciembre la crítica alabó su interpretación en Yo soy Dolemite que, según los expertos, estuvo a punto de darle su primera nominación al Oscar. Este año acompañará a Eddie Murphy en la secuela de El príncipe de Zamunda.

Jennifer Grey: la cirugía que arruinó una carrera

¿Quién era? En Todo en un día hacía de hermana de Matthew Broderick (con quien tuvo una relación en la vida real que acaparó titulares cuando ambos tuvieron un accidente de coche que mató a las dos ocupantes del otro vehículo), pero pasaría a la posteridad como la Baby de Dirty Dancing: un símbolo de libertad, romance y sexualidad para todas las chicas pavisosas del planeta.

¿Qué hizo? “Entré en el quirófano siendo una celebridad y salí en el anonimato”. Así describía la propia actriz su decisión de operarse la nariz en 1989. “Era como estar en un programa de protección de testigos, como ser invisible”, confesaba Grey respecto a sus primeros meses con sus nuevas facciones tras someterse a lo que ella misma definió como “la rinoplastia del infierno”.

¿Cómo acabó? Grey ha seguido trabajando en papeles ocasionales en televisión y su mayor momento de gloria, aparte de cuando Patrick Swayze la elevó por los aires y su vuelo se grabó en la educación sentimental de toda una generación de espectadores, fue cuando ganó el Mira quién baila de Estados Unidos en 2010. Hoy, a los 59 años, Grey sigue siendo un icono de la cultura pop por derecho propio pero también una parábola de los peligros de la cirugía estética y el mejor ejemplo de esa frase tan manida de “parece que no, pero la nariz te cambia toda la cara”.

Megan Fox

¿Quién era? Con 21 años y una sola película se convirtió en una de las actrices más famosas del mundo: Transformers la presentaba como una fantasía erótica masculina sobreproducida, lasciva y sexualmente disponible. El mundo no le dejaría ser otra cosa.

¿Qué hizo? Comparar al director de la saga, Michael Bay, con Hitler a pocos días de empezar a rodar la tercera parte. “Quiere ganarse una reputación de megalómano, es una pesadilla trabajar para él porque es un Hitler en el set. Pero cuando sale del rodaje y no está en modo director, es tímido y vulnerable. No tiene herramientas sociales y resulta hasta adorable”, fueron sus palabras exactas. El productor, Steven Spielberg, la despidió y la reemplazó por la modelo de Victoria’s Secret Rose Huntington-Whiteley.

¿Cómo acabó? Fox y Bay hicieron las paces para Las tortugas Ninja, pero la carrera de la actriz se ha limitado a seis papeles secundarios desde aquel encontronazo de hace una década y a la sustitución de Zooey Deschanel mientras estaba de baja por maternidad en New Girl. Sin embargo el único papel protagonista de su carrera, Jennifer’s Body, está siendo reivindicado de un par de años a esta parte como un ejemplo del machismo de Hollywood tanto dentro como fuera de la película: los ejecutivos insistieron en promocionarla como una fantasía erótica sobre mujeres sexys incapaces de entablar amistad sin competir. La película era en realidad una sátira, incomprendida en su momento, de la sexualización tóxica de las mujeres.

Kathy Griffin: nunca te metas con el presidente

¿Quién era? Una de las comediantes más exitosas de Estados Unidos, gracias a sus monólogos (con veinte especiales, ostenta el récord de monólogos emitidos por televisión) en los que cuenta sus delirantes experiencias con gente famosa.

¿Qué hizo? Como reacción a la frase de Donald Trump sobre la periodista Megyn Kelly, que Charlize Theron interpretó en la reciente El escándalo, en la que el presidente exageró que “le salía sangre de los ojos, le salía sangre de… de todas partes”, Griffin se fotografió sosteniendo una máscara de Trump con aspecto de recién decapitada acompañada del texto “le salía sangre de… de todas partes”.

¿Cómo acabó? CNN rescindió su contrato como presentadora del programa de Fin de año, el fabricante de retretes Squatty Potty la despidió como su imagen de marca y Sharon Stone le dijo que no le quedaría más remedio que abandonar el país durante ocho años. Griffin emitió una disculpa pública (“No creo que pueda tener una carrera después de esto, Trump me ha roto”) y canceló su gira ante las amenazas de muerte. Una de ellas la comparaba con Bill Cosby, se alegraba de la reciente muerte de su hermana por cáncer y deseaba que hubiera sido ella. El FBI la investigó por conspirar para atentar contra la vida del presidente. La Interpol la puso en su lista de personas peligrosas y no pudo coger aviones durante dos meses. Incluso durante su gira por Europa, con un show titulado Ríete hasta perder la cabeza, Griffin fue detenida durante horas en cada aeropuerto que pisaba. La humorista acabó retractándose de su disculpa, al considerar que ella había perdido más por aquella imagen-protesta que cualquier daño que pudiera haber hecho al presidente. Un mes después, Johnny Depp dijo durante el festival de Glastonbury “¿Cuándo que la última vez que un actor asesinó un presidente?”, en referencia al magnicidio de Abraham Lincoln. “Ha pasado un tiempo y quizá ya va siendo hora”. Su comentario no tuvo ninguna consecuencia.

Randy Quaid: de las estrellas a la locura

¿Quién era? Ya era conocido cuando su hermano pequeño, Dennis, llegó a las puertas de la fama y se casó con Meg Ryan. Randy Quaid consiguió una nominación al Oscar por El último deber en 1974, el reconocimiento crítico con El expreso de medianoche y el cariño del público con Las vacaciones de una chiflada familia americana. En 1988 ganó el Globo de Oro por interpretar al presidente Lyndon B. Johnson en televisión. Cuando Evi Montolnez, la conductora que le llevaba al rodaje del musical de Madonna Noches de Broadway, se perdió de camino al set, ambos acabaron cenando en un restaurante chino y Quaid le pidió matrimonio.

¿Qué hizo? Randy y Evi Quaid se compraron una mansión, que vendieron en 1991. En 2009 fueron arrestados por no pagar una factura de 9000 euros en el hotel más caro del mundo (San Ysidro Ranch) y, mientras intentaban erigir un museo en honor a Randy, el matrimonio denunció que en realidad aquella mansión nunca llegó a ser vendida, así que les pertenecía todavía a ellos. En 2010 se colaron en la propiedad y la vandalizaron hasta causar desperfectos valorados en 26.000 euros. Antes de que los arrestasen, se fugaron a Canadá.

¿Cómo acabó? Los Quaid aseguran que en realidad huyeron a Vancouver porque una mafia vinculada a los Illuminati, llamada Star Whackers (mata-estrellas), los persigue para matarlos como antes hicieron con Heath Ledger, Chris Penn y David Carradine. El actor es muy activo en Twitter con vídeos perturbadores que se viralizan como aquel en el que Evi simulaba practicarle una felación con una máscara de Rupert Murdoch. Randy Quaid lleva sin trabajar desde 2009.


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