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Jugar fútbol en medio de la crisis

Con lo que pasa en el país y todavía sin un atisbo de la solución profunda esperada, resulta inviable para los futbolistas tener la mente puesta en lo que suceda en el campo de juego.

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Con lo que pasa en el país y todavía sin un atisbo de la solución profunda esperada, resulta inviable para los futbolistas tener la mente puesta en lo que suceda en el campo de juego.

Por Pablo Ortega, As.com

Fue la gente de Cobreloa la que puso el tema en el tapete cuando la ANFP informó sobre el retorno del fútbol en medio de la crisis social que vive el país. En particular, quien habló fuerte fue el DT Víctor Rivero, a disgusto por el partido entre los loínos y Magallanes.

Sobre el duelo de este martes a las 12:30 horas en Santiago, el técnico, entre muchas otras cosas, dijo que «ese día habrá un paro nacional. Entonces, ¿cómo quedamos ante la sociedad? Pareciera que no nos interesara lo que está sucediendo». A lo manifestado por Rivero, después se agregaron otros miembros del plantel cuestionando la realización del encuentro.

El sábado 19 de octubre pasado, Santa Cruz y Valdivia empataron 1-1 en Primera B. Se jugó desde las 19:00 horas en la Sexta Región y fue el último encuentro disputado desde el inicio de la crisis social. Al otro día, el domingo 20, Magallanes debía recibir a Cobreloa, pero todos los encuentros de esa jornada fueron suspendidos. Desde entonces han pasado más de 20 días.

No será fácil volver a jugar. La mente sigue puesta en otras cosas. Claro, los futbolistas se han mantenido entrenando y disputar partidos amistosos contra otros planteles ha sido también una de las tónicas. Sin embargo, la coyuntura nacional gobierna la atención.

Habitualmente, se dice que los futbolistas viven en una especie de burbuja, a bastante distancia de lo que pasa en la realidad nacional. Esto solo es aplicable para un segmento ínfimo del universo de jugadores, los con mayor peso y trayectoria en los equipos grandes. Un mínimo sector, sin embargo, que en hechos y palabras demuestra total sintonía con lo que pasa.

El resto no vive mal, pero debe aterrizar la existencia, pensando en qué vendrá luego del fútbol. La carrera es corta y el que no fue previsor después seguro lo lamentará. El grupo, que es vasta mayoría, lleva una vida normal, con las carencias y dificultades de todos, que para sus integrantes también son propias. No necesitan empatizar con lo que pasa, es parte de su vida.

La vuelta a las canchas costará un mundo. Uno de los componentes psicológicos clave en el fútbol de alto rendimiento es la focalización (en jerga futbolera chilena, «estar metido en la cosa»). Con lo que pasa en el país y todavía sin un atisbo de la solución profunda esperada, resulta inviable para los futbolistas tener la mente puesta en lo que suceda en el campo de juego.


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