ACTITUD FUTURO

El estrés engorda tanto como una hamburguesa doble con queso

Un equipo de científicos de la Universidad Brigham Young de Utah constata que el estrés afecta al intestino tanto como la dieta.

Un equipo de científicos de la Universidad Brigham Young de Utah constata que el estrés afecta al intestino tanto como la dieta.

El estrés es una reacción fisiológica de defensa. Cuando el organismo percibe un peligro, las glándulas suprarrenales liberan adrenalina y cortisol, que hacen que el corazón se acelere para bombear más sangre. Cuando desaparece la amenaza, el cerebro envía la orden de parar y el organismo pueda calmarse. En teoría, porque con frecuencia cuesta regresar a la normalidad y ese estrés es el que acarrea problemas.

Según una investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, la obesidad es una de las consecuencias que tiene ese estado de tensión agobiante. Según el trabajo de un equipo de científicos de la Universidad Brigham Young, en Utah, Estados Unidos, el efecto del estrés es comparable al que tiene comer una hamburguesa con queso o una barra de chocolate y caramelo.

La investigación, desarrollada en ratas, fue publicada en la Revista Nature y constató que el estrés afecta al intestino tanto como la dieta, detectando que la microbiota (una población de bacterias del intestino) de las hembras delgadas estresadas cambia hasta parecerse a la de los machos obesos. Estos mantienen estable su composición bacteriana, aunque el estrés hace que estén más ansiosos y menos activos.

Esto se refleja en que cuando estamos estresados, mordisquear palitos de apio o de zanahoria no consuela tanto como comer un trozo de pizza, media tableta de chocolate o cualquier otra comida cargada de calorías.

Según informa El País, cuando es crónico también afecta al sueño en cantidad y calidad, hasta el punto de que las mujeres de mediana edad duermen como los adultos mayores o como los insomnes, según un estudio publicado en la Revista Sleep.

La corta duración del sueño se asocia a una mayor ingesta calórica, a dietas con más grasas y menos proteínas y a reducir frutas y verduras, según Advances in Nutrition. Esos factores predisponen a la obesidad y a enfermedades como diabetes o hipertensión.


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