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El DL4 de Line 6 ha pasado desapercibido como el pedal más importante de los últimos 20 años

Extracto de un artículo publicado originalmente en Pitchfork, el jueves 18 de enero de este año.

“Es posible que los últimos 10 años de música pop sean recordados por la historia gracias a la tecnología tras la música más que por la música misma”, escribía Eric Harvey terminando la década pasada. Se refería al impacto del mp3, pero la idea aún resuena igual de fuerte para creadores y consumidores. A medida que la tecnología se democratizaba con la venida del nuevo siglo, DAWs (Digital Audio Workstations) como Pro Tools revolucionaban el estudio casero, y a largo plazo cambiaron el rumbo de la música gracias a su inmenso potencial.

Un momento clave -aunque poco mencionado- de la época involucra el equipo de los músicos, como lo son los pedales de guitarra, que pasaron de lo análogo a lo digital que hoy se alza como la arquitectura más económica a la hora de fabricar pedales. Líderes en este rubro eran los pedales de delay, un tipo de pedal que da una especie de eco o repetición de sonido a lo que se toca. Los delays eran, por lo general, carísimos, ya que se requerían de cintas o memorias caras para construirlos. La era digital lo cambió todo, y un pedal emergió como el favorito: el Line 6 DL4.

Radiohead jugó con las perillas del DL4. Andrew Bird usó dos DL4 para crear sus loops de violín, al igual que Kishi Bashi. A Grizzly Bear los conocián por tener uno o dos DL4 en el escenario. Lockett Pundt de Deerhunter tenía uno en su pedalera. Bill Frisell y Sarah Lipstate, conocidos como Noveller, usaron el pedal para crear sus soundscapes. Y Battles, que podrían considerarse los reyes del indie progresivo de los 2000, no podrían negar la presencia e influencia del DL4. El vocalista de la banda, Tyondai Braxton, grabó su primer disco de 2007 Mirrored utilizando más de un DL4 para lograr la sonoridad especial de su voz. Aún los usa hasta el día de hoy.

“Realmente era omnipresente, por lo que hacía y lo relativamente económico que era. Quizá era el Big Muff de nuestra generación”, decía Braxton, refiriéndose al pedal de distorsión que moldeó varias generaciones de guitarras bajo el efecto fuzz. “No había pensado de él como una herramienta tan importante, pero ahora, 15 años después, te das cuenta que en realidad lo usé muchísimo. Lo usé más que cualquier instrumento en los últimos 20 años”.

Luego de 20 años, no mucho ha cambiado con el DL4, en especial ese verde que tanto lo distingue. “Los delays siempre fueron verdes para mí”, aseguraba Jeorge Tripps, fundador de la compañía de pedales Way Huge e ingeniero en Dunlop, que ayudó a diseñar la línea de pedales Line 6. Varios artistas contaban que rogaron por una versión del pedal que sólo se enfocara en las funciones de loop, pero la única actualización fue el logo de la caja. Los ingenieros de Line 6 se han dedicado a ver tecnologías más avanzadas, y el DL4 quedó un poco olvidado. Aún así, es el pedal de la compañía que mantiene ventas más consistentes.

 

“La típica curva para un producto tecnológico involucra desaparecer a medida que la tecnología avanza”, dice Marcus Ryle, CEO de Line 6 e ingeniero que participó en la fabricación del pedal. “Pero, de vez en cuando, algún producto termina adquiriendo una personalidad tan única, que siguen dándole. Ese es el caso del DL4”.

 


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