Crecer… es un verbo está de moda, ese de “crecer”. Está en medio de la polémica que sacude al Gobierno por el fallido proyecto de la minera Dominga y que enfrenta a la Presidenta con su propio ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. La Primera Mandataria señala que no se puede crecer a costa del medioambiente restándole todo tipo de piso político al jefe de la billetera estatal que considera que se farreó una posibilidad de crecer en medio de vacas flacas al negar los recursos potenciales que dejaría esta minera.

Crecer. Como creen que falta en la oposición donde su principal candidato a la presidencia también ve en este lento desarrollo económico un talón de Aquiles imperdonable que él –dice- sabrá enmendar de llegar a La Moneda. Pero en este Chile de hoy pareciera que el verbo “crecer” tiene sólo un complemento directo y ese sería el económico. Crecer pero ¿cómo, para qué y para quién? Preguntas que no se distinguen en estos alegatos. Si de aumentar el PIB se trata el asunto bien valdría la pena preguntarse si sirve mucho crecer si esta bonaza se seguirá concentrando en el mismo puñado de familias de siempre. Porque crecer es un fenómeno de múltiples dimensiones que deben ir de la mano como el crecimiento humano, valórico o social. Así, si entran más monedas a la billetera tendremos más oportunidades que toda nuestra sociedad crezca con ello…


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