¿Por qué existe la cárcel de Punta Peuco?… Es una pregunta válida en el Chile de hoy, esa que intenta escarbar en una razón sensata de por qué los chilenos debemos pagarle una cárcel especial a quienes violaron derechos humanos. El tema está en la mesa ciudadana luego de que La Tercera publicara que la Presidenta Bachelet anunciaría el cierre de Punta Peuco en septiembre lo que ha despertado el escozor de políticos que siguen amparando la dictadura cívico militar.

Los diputados de la UDI Gustavo Hasbún y Osvaldo Urrutia llegaron a hablar de una “sed de venganza” de la Presidenta, de “inhumanidad”, de “abrir heridas del pasado”, incluso, de que en Punta Peuco había inocentes encerrados injustamente.

Es curioso que en democracia se avalen con cargos parlamentarios a quienes justifican y defienden una dictadura que atentó contra chilenos, sobre todo cuando estas autoridades parlamentarias llegan a desconocer, incluso, la criminalidad de sujetos condenados por la justicia. Punta Peuco es una herida abierta, es cierto, y la mejor manera de cerrarla es el camino enaltecedor de aquellas víctimas que cambiaron la sed de venganza por el deseo de justicia y la decisión de una sociedad que está harta de privilegios para unos pocos como los que representa este centro de detención que debe clausurarse…


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