ENTREVISTAS

Rudolf Schenker, Scorpions: “Me encanta el corte de pelo de Arturo Vidal”

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El guitarrista anticipa el show en Chile celebrando los 50 años de la banda alemana.

Por Jorge I. Lagás

Medio siglo de existencia viene a celebrar Scorpions a nuestro país, el martes 13 de septiembre en el Movistar Arena (entradas por Puntoticket), con Whitesnake como invitados estelares y con la interesante adición de Mikkey Dee (ex Motörhead y King Diamond) en batería. Como la ocasión lo amerita, llamamos a nuestro amigo Rudolf Schenker, guitarrista y fundador de la banda, para conversar una serie de cosas interesantes. Esto es lo que salió:

Salve, Rudolf. ¿Cómo los tiene el hecho de volver por estos lados?

Sumamente motivados, recuerdo que la última vez fue fantástico, el país es una maravilla, el vino tinto es increíble, y el blanco también, el vino chileno es mi favorito en el mundo.

Estoy de acuerdo, pero vamos entrando en materia: primero, para dejarlo bien claro, alguna gente todavía está confundida y cree que esto es otra gira de “despedida”. Pero no es así, ¿no? Es la celebración de los 50 años.

Exacto. Mira, cuando dijimos lo de la gira de despedida iba en serio. Pero cuando la hicimos, nos vimos sorprendidos de encontrar tantos fans jóvenes, era el tiempo en que estaba agarrando fuerza Facebook y nos dimos cuenta que el ochenta por ciento de los fans de ahí tenían entre 16 y 29 años. Lo mismo veíamos en nuestros shows. Eso nos dejó locos y esa nueva generación nos inspiró mucho. Así que dimos el último show en diciembre de 2013 y en enero nos llama MTV para hacer un Unplugged . Siempre habíamos querido hacer algo así, incluso desde antes que estuvieran en boga. Y nunca habíamos podido, porque siempre andábamos girando. Así que ahora dijimos “hagámoslo, es lo que nos falta”. Lo hicimos y le fue muy bien.

Y después vino el disco ‘Return to forever’ (2015), ¿eso también les hizo seguir adelante?

Cuando hicimos el tour de despedida habíamos prometido un disco de bonus tracks, con descartes de la época de los 70. Estábamos trabajando en eso y mientras buscaba cintas en mi oficina para meter en eso, encontré el libro que me dio mi madre cuando empecé con Scorpions. Mi padre me había dado dinero para comprar instrumentos y equipamiento, para empezar a tocar, así que mi madre me escribió “Rudolf, tienes que apreciar lo que tu padre hizo por ti”, el libro es de 1965. Volví al estudio, le dije a los tipos de la banda “hey, el próximo año es el aniversario 50, es fantástico, ¡tenemos que girar!” Y hacerlo con un nuevo disco. Pero no un disco de bonus tracks, sino uno completamente nuevo, ahí compusimos nuevo material. Y aquí estamos, con nuevo disco y gira de 50 años. Por eso no nos fuimos.

¿Cómo es esto de cumplir 50 años de actividad? Al haber debutado discográficamente en los 70, están un poco en las sombras sus verdaderos inicios, en los 60, ¿recuerdas ese tiempo?

He cumplido un sueño. Al principio me decían “deja de soñar, en dos o tres años esto de la música no dará para más”, pero me gustaba demasiado. Yo era fan de Elvis Presley, Little Richard y esos personajes del rock and roll, pero no quería ser solista, soy más un tipo de bandas. Así que cuando salieron The Beatles, The Rolling Stones, The Kinks y todas esas bandas británicas, dije “¡eso es! Eso es lo que quiero hacer yo, juntar cuatro amigos, viajar por el mundo y tocar música”.

Entiendo que por poco fuiste futbolista, ¿cómo fue eso?

Estaba muy metido en el fútbol, tuve que decidir entre eso y la música. Ganó la música, aprendí a tocar guitarra y después vino todo lo demás.

¿Te sigue gustando el fútbol tanto como antes?

Sí, y te diré que para mí el fútbol y el rock están muy relacionados. En cuanto a la química de equipo. Scorpions es como en equipo de fútbol. No somos 11 jugadores, sino 5: dos tipos en delantera, Mathias (Jabs, guitarra líder) y Klaus (Meine, vocalista); yo soy el Beckenbauer al medio; y atrás, Pawel (Maciwoda, bajista) y al arco está ahora Mikkey Dee. Como ves, es como un equipo de fútbol.

¿Qué equipo de fútbol te gusta de Alemania?

El Hannover 96, es el de la zona donde vivimos Mathias, Klaus y yo. Ahora no está en Primera, ha perdido mucho, pero esperamos que vuelva a un mejor sitial.

¿Conoces a Arturo Vidal, del Bayern Munich? Es una de las principales estrellas de acá de Chile.

¡Sí, lo conozco! Es el del corte de pelo bastante especial. Lo vi la otra vez, no de saludo, pero lo vi en un restaurant donde a ambos nos gusta ir. Andaba con su familia, era un clan muy grande, ocho o nueve personas, y se notaba que venían de Chile. Es un gran jugador, fantástico, me gusta. Y también me encanta su corte de pelo.

Jajajaja, eso es curioso. En fin, mencionabas a Mikkey Dee, que está con ustedes actualmente, ¿está confirmado que vienen con él a Chile?

Sí, lamentablemente James Kottak, nuestro baterista titular, está enfermo y ya recuperándose semana a semana. Por mientras, estamos en la batería con Mikkey Dee, quien fuera baterista de Motörhead. Siempre fuimos amigos entre Scorpions y Motörhead, el otro día Mikkey me dijo “Rudolf, Lemmy estaría muy orgulloso de verme tocar con ustedes, él siempre habló bien de Scorpions”. Así que vamos con Mikkey, es una aproximación diferente a nuestra música, un fantástico baterista y gran persona.

Es verdad, lo hemos conocido personalmente.

Está esperando mucho volver, de hecho nos contó que el año pasado estuvo ahí en Chile tocando con Motörhead, así que se acuerda de esas buenas experiencias.

Volvamos a lo de los 50 años, ¿están conscientes de que sólo un puñado de bandas de rock han llegado a eso?

Somos los únicos en Europa continental, fuera del Reino Unido. Y en el mundo, los únicos junto a The Beach Boys, The Who, The Rolling Stones, y este año se sumó Pink Floyd. ¡Y lo increíble es que somos una banda alemana! Nadie creía que el rock and roll podría venir de Alemania. Pero lo hicimos.

¿Cómo fue ese proceso? ¿Crees que por ser alemanes les costó más que se abrieran algunas puertas?

Fuimos a los otros países con un mensaje, representando a una nueva generación que ya no venía con tanques ni guerra, que era el estigma que había sobre nuestro país. En vez de eso, llevamos amor, paz y rock and roll. Ese es nuestro slogan, y se ve reflejado en algunas de nuestras canciones más emblemáticas: el amor en “Still loving you”, la paz en “Wind of change” y el rock en “Rock you like a hurricane”.

Hablando de aniversarios, este 2016 también se cumplen 40 años de “Virgin killer” (1976), uno de sus primeros discos consagratorios, ¿cómo lo recuerdas?

Ese fue el disco con el que empezamos a consolidarnos. Mi hermano Michael ya se había ido a UFO y llegó Uli Jon Roth a la guitarra, con esta nueva formación fuimos encontrando un estilo increíble. El estilo Scorpions. Con “In trance” (1975) empezamos a tener una idea, pero con “Virgin killer” fue el despunte de Uli y uno de nuestros álbumes más salvajes.

¿Cómo ves la influencia que tuvo ese disco en grandes músicos que vinieron después?

Creo que con canciones como “Catch your train”, la misma “Virgin killer” y otros clásicos, este álbum inspiró a gente como Eddie Van Halen. Recuerdo cuando lo conocimos en 1978, cuando Van Halen teloneaba a Black Sabbath, los fuimos a ver con Klaus en primera fila. Fue un gran show y Eddie se tiró al público al final, justo sobre nosotros. Después nos invitó al backstage y nos dijo que en sus inicios tocaba todas nuestras canciones, como “Speedy’s coming”, “Catch your train” y todas esas. Después nos invitaron a celebrar el cumpleaños de David Lee Roth, le tiraron la torta en la cara y todo, esa juerga ya es otra historia.

¿Ahí empezó el éxito de Scorpions?

Con “Virgin killer” obtuvimos nuestro primer disco de oro, en Japón. Allá les gustó ese sonido kamikaze que tenía Uli Jon Roth.

Por eso hicieron allá “Tokyo tapes”, el disco en vivo de 1978.

Al año siguiente fuimos a tocar a Japón, hicimos tres noches en Tokyo, y grabamos nuestro álbum “Tokyo tapes”, que muchos fans lo tienen como su disco en vivo favorito.

Hablábamos de Mikkey Dee y Motörhead, ustedes fueron de los últimos en compartir con Lemmy antes de su muerte, ¿recuerdas cómo fue ese último encuentro?

Vimos por última vez a Lemmy en el Hellfest, en Francia, donde estábamos las dos bandas. Nos acercamos al camarín, porque sabíamos que estaban celebrando sus 40 años de carrera y queríamos saludarlo, él por su parte nos saludó por nuestros 50. Siempre estuvimos conectados, fue un gusto verlo antes que partiera.

Son tiempos difíciles para esa generación de rockeros, muchos se están yendo.

Qué puedo decir, el tiempo pasa y vemos que muchos van partiendo. Por eso hemos cambiado de parecer respecto de lo de despedirnos: con la gira, el unplugged, el nuevo disco, nos dimos cuenta de lo que nuestra música significa para la gente. Los veíamos llorando cuando terminábamos los shows, así que dijimos “ok, ¿saben qué? Lo hemos pasado tan bien, que seguiremos tocando hasta que podamos”. Es un privilegio que podamos seguir, mientras otros no pueden, porque les llega la hora de partir, así que no podemos desaprovecharlo y se lo debemos a nuestros fans.

¿Qué viene ahora para ustedes?

La idea es seguir, pero con proyectos especiales. No sólo haciendo álbumes y giras, como era el método tradicional. Por ejemplo, cuando hicimos “Wind of change”, que se convirtió en la banda sonora de la revolución más pacífica del planeta, fue algo especial. En este caso, queremos usar nuestra música para transportar mensajes. Tender un puente entre generaciones, religiones, filosofías y continentes. Para eso vivimos. Y me siento muy afortunado de llevar haciéndolo por 51 años.


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