Editorial de Freddy Stock, viernes 20 de noviembre.
Tratos especiales… En este Chile que estamos replanteando, el que nos hace cuestionarnos sobre la verdadera igualdad que tenemos ante la ley. En este Chile donde nos escandalizamos con la veracidad de que los llamados delitos de cuello y corbata tienen un trato distinto, penas menores a los que hacen los delincuentes de clases sociales menos pudientes. Aquí, en este país que se reconstruye con deseos de nuevos espacios y mejores justicias, no se entiende que existan también cárceles especiales y menos aún para quienes cometieron delitos de lesa humanidad.
Hoy, nos enteramos que el jefe operativo de la CNI, Álvaro Corbalán, aún con el rango de mayor en retiro del Ejército, será trasladado a la Cárcel de Alta Seguridad. Corbalán, quien cumple condena por su responsabilidad en matanzas, torturas y desapariciones, dejará el penal de Punta Peuco como castigo por sus faltas reiteradas a la disciplina del lugar.
Que buena señal hubiera sido que el traslado de Álvaro Corbalán a una cárcel común obedeciera a un deseo de respeto a la igualdad y a la memoria de los chilenos que cayeron en manos del terrorismo de Estado. Que Corbalán fuera el primero de todos los que habitan Punta Peuco que dejarían sus granjerías para pagar como delincuentes sus penas. Pero no. Corbalán abandona su cárcel especial como castigo porque le pillaron celulares y computadores en su celda…