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Editorial de Freddy Stock, miércoles 02 de septiembre.

Lavar heridas… Es la lección que le dio al mundo y a la historia esa gran nación que es la japonesa, cuando hace exactos 70 años, un 2 de septiembre de 1945, firmaron su rendición incondicional ante sus enemigos a bordo del acorazado Missouri de la flota estadounidense. Era la escena perfecta de la humillación para unas fuerzas armadas que milenariamente basaron su poderío en el honor surgido del campo de batalla. De hecho, después de firmar la rendición petrificado de dolor, el almirante nipón y jefe de operaciones de la Marina, el almirante Sadatoshi Tomioka, llegó a su hogar, tomó la espada y abrió con ella su estómago para terminar con el martirio producido por la deshonra.

A Japón no le quedaba otro camino que inclinarse ante las dos bombas atómicas que azolaron su territorio pero en esa misma mañana de humillación se juramentaron ante un nuevo sol naciente, a reconstruirse refugiados en la paz y en el aprendizaje de las heridas que dejó una guerra que costó la vida a 50 millones de personas, la mayoría civiles indefensos… Hoy, Japón es aliado de sus anteriores enemigos y una potencia mundial que logró hacer de la reconciliación, el entendimiento y la paz, su nuevo estandarte de orgullo como Nación que mira hacia el futuro…


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