Editorial de Freddy Stock, 22 de mayo.
Vaya declaraciones de Michel Jorratt. En una entrevista a la revista Qué Pasa, el ex director del Servicio de Impuestos Internos decidió incendiar la pradera, lanzar la granada, hundirse con todos arriba del barco. Limpiando su imagen tras haber sido desvinculado de su cargo a la cabeza del Servicio, Jorratt señaló que no tuvo responsabilidad en las demoras de las querellas en los casos Penta y –puntualmente- Soquimich. Ello porque, dijo Jorratt, recibió presiones del Ministerio del Interior para no seguir profundizando en esa olla de grillos que es SQM.
“Percibí mucha inquietud por el hecho de que llegáramos a fiscalizar a SQM. Se me transmitieron esas inquietudes y sí, hubo presiones de Interior para que no nos siguiéramos metiendo», dijo Michel Jorratt. Es más, añadió que los «mensajes apuntaban a que no nos siguiéramos metiendo en Soquimich, porque eso podía desatar situaciones complejas para el país».
Y aquí viene lo más grave de estas confesiones de Michel Jorratt: «A mí me parecía que claramente eso tenía que ver con que había aportes de dinero de Soquimich que, a lo mejor, pudieran vincular a la Presidenta, es lo que pensé, o a demasiada gente. Pero nunca supe realmente qué es lo que se quería ocultar. Nunca hubo claridad respecto de qué es lo que querían ellos ocultar».
Las declaraciones de Jorratt son gravísimas. Acá no bastan desmentidos oficiales. Si Jorratt no está en lo cierto, los afectados tienen los tribunales para salvar su imagen y la de un gobierno entero. Pero si Jorratt dice la verdad hay más de alguno que deberá comparecer ante los magistrados por obstruir los caminos de la justicia.