TACO
Editorial de Freddy Stock, viernes 17 de abril.

Murió Taco… Taco tenía 18 años y era el oso polar del  Zoológico Metropolitano. Según consigna La Tercera, había nacido el 10 de diciembre de 1996 en el zoológico de Rotterdam, en Holanda y llegó a Chile, donado por un proyecto de colaboración entre ambos recintos.

Taco es el representante de una raza de mamíferos que viven en hábitats de hasta 50 grados bajo cero. Pero un puñado de ellos, que están en peligro de extinción, es  llevado a zoológicos del mundo para el deleite de los humanos de turno. En Sudamérica, las condiciones de los osos polares han causado una mezcla de tristeza e indignación siendo el caso de Arturo, el más conocido de ellos. Arturo vive en Mendoza desde 1993 en una piscina de 50 cms de agua y con temperaturas de hasta 40 grados siendo bautizado, por eso, como el «oso polar más triste del mundo». Es más, debido a la presión de algunos grupos animalistas se iba a trasladar a Canadá pero su condición de salud lo impidió. El otro oso polar que había en Argentina, había muerto en Buenos Aires debido al calor.

Arturo y Taco son casos de la más patente de las barbaries humanas. Aquella que nos hace fabricar cárceles para encerrar seres vivos para nuestro propio deleite o por fines comerciales. Cárceles que se llaman zoológicos y que son visitados por niños que, en su inocencia, no perciben que su felicidad de una tarde es producto del sufrimiento de toda una vida de animales indefensos.

 


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