MALDITO ROCK AND ROLL

Black Sabbath: el regreso con “13” y el ritual de la autodestrucción

Equipo Futuro |

Ernesto Bustos repasa los altibajos de la formación clásica de la banda.

Hoy estará disponible el esperado regreso del Black Sabbath más clásico. Tony Iommi, Geezer Butler y Ozzy Osbourne (sólo faltó al reencuentro Bill Ward) volvieron a grabar un disco juntos con canciones inéditas y “13” es el resultado de ese ejercicio casi terapéutico emprendido por la banda a contar del 11 de noviembre de 2011, cuando se oficializó el anuncio de la reunión en el Whisky a Go Go, Hollywood, California.

Desde ese día, la banda comenzó un intenso trabajo de composición y ensayos, como queriendo recuperar los 35 años transcurridos desde “Never Say Die!”, último registro de Black Sabbath con su formación clásica en 1978.

¿Pero por qué la banda decidía ahora y no antes concretar la grabación de nuevas canciones? La pregunta tiene múltiples explicaciones. Algunas se pueden encontrar en el presente, otras en el pasado más inmediato -mediados de los ’90- y otras, sencillamente, en el pasado, finalizando los ‘70.

Vamos por parte. En lo inmediato, tanto Ozzy como Geezer, en declaraciones por separado, insinuaron en 2010 que si el destino los unía nuevamente sería producto de eso, del destino, puesto que el “Príncipe de las Tinieblas” estaba demasiado ocupado girando con su banda y, por el momento, no tenía ganas de reunir a sus ex compañeros. Otro dato, un año antes, Ozzy demandó a Tony Iommi por el uso de la marca Black Sabbath, por lo tanto, no era el momento y punto.

Durante el verano de 1997, Tony Iommi y Geezer Butler se reunieron con Ozzy para acompañarlo en el Ozzfest. En esa ocasión no estuvo presente Bill Ward debido a compromisos con su banda The Bill Ward Band, pero en diciembre de ese año se unió al resto de la agrupación. El impulso sirvió para que Black Sabbath grabara dos shows en el Birmingham NEC, que saldrían al mercado como disco doble bajo el nombre de Reunión al año siguiente. Se programó una gira europea, pero un ataque cardiaco de Bill Ward obligó a reemplazarlo por Vinny Appice. Ward volvería a tocar con el grupo en enero de 1999 y durante dos años tomarían un receso para volver a juntarse en 2001. En eso estaban cuando las grabación de un nuevo disco se canceló por el compromiso de Ozzy con su disquera para volver al estudio. Negocios son negocios y los contratos son para cumplirlos.

Al retroceder a junio de 1976, hallamos a Black Sabbath inmerso en un complejo proceso de convivencia y excesos. Recordando un par de entrevistas de Tony Iommi y Geezer Butler en Headbangers Ball, a mediados de los ’90, uno puede entender el origen de esa decadencia que culminó con el despido de Ozzy en 1979. Porque si Iommi reconoce que hubo momentos en la grabación de Technical Ecstasy y Never Say Die! que no recuerdan nada producto de las intensas ingestas de alcohol y drogas más duras, lo demás es imaginable.

Y decir que la llegada de Ronnie James Dio como salvador de una banda que se caía a pedazos a fines de los ’70 significó el renacer de Black Sabbath, bueno, podría resultar un argumento simplista, pero algo de eso hay. Las respuestas están en Heaven and  Hell (1980) y Mob Rules (1981), dos discos de gran factura, que salvaron a la banda del descalabro.

Hay más relatos de Tony Iommi sobre esos años de locura entre Technical Ecstasy (1976) y Never Say Die! (1978). “Nos estábamos drogando mucho, fumando montones de porros. Íbamos a las sesiones pero teníamos que irnos porque estábamos demasiado drogados, teníamos que parar. Nadie hacía nada bien, estábamos dispersos, todo el mundo tocando algo distinto. Teníamos que volver y descansar, e intentarlo al día siguiente”. O la sinceridad de Bill Ward cuando tuvo que despedir a Ozzy, en 1979. “El alcohol fue definitivamente una de las cosas más perjudiciales para Black Sabbath. Estábamos destinados a destruirnos los unos a los otros. La banda era tóxica, muy tóxica”.

¿Qué pasará con “13”? Después de escucharlo dos veces, me queda la impresión que esta reencarnación de Black Sabbath no está dispuesta a cometer los errores de antaño por una razón obvia: ahora lo que está en juego es la propia historia y el legado de la agrupación. Suficiente para seguir alimentando esa leyenda.

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