Es lo que se llama, un punto de inflexión… Este fin de semana, el movimiento estudiantil tuvo una cumbre en Ercilla para definir su rumbo. Más bien, para determinar de qué manera logran dar con un norte que tiene bastante claro. El problema es cómo llegar hasta allá, si con el camino virulento de la protesta a como dé lugar, como ocurrió el miércoles pasado. O con el diálogo y el ejercicio político entre dirigentes y parlamentarios como también ocurrió el mismo miércoles.
El presidente de la FEUC, Noam Titelman, apunta a un hecho fundamental: mostrar cohesión y coherencia como movimiento. Y, en esto, asume como primordial aglutinar a los secundarios que parecen más inclinados a las tomas que al diálogo… El presidente de la FECH, Gabriel Boric, cree por su parte que es fundamental recuperar la amplitud del movimiento estudiantil. Pero, también, recuperar «su alegría y el carácter ciudadano, y nuestras formas de movilizarnos tienen que mostrar ese espíritu».
Y en esto se puede aprender del mensaje de la película del NO, estrenada el jueves pasado. Concentrarse en la alegría sobre la descalificación y en la esperanza sobre la violencia. Así se le ganó a una dictadura. Y, así, se logran derrotar los poderes que tienen la fuerza fáctica pero también la otra que aflora fácil cuando se abandona la creatividad y el apoyo popular. Porque cuando te pones violento, decía Lennon, el sistema sabrá controlarte fácilmente. Bienvenidos a Palabras sacan Palabras.