MALDITO ROCK AND ROLL

La celebración de la resistencia: cómo Prophets Of Rage tomó la bandera del rock de protesta

La banda de miembros de Rage Against The Machine, Public Enemy y Cypress Hill debe su gestación al ambiente sociopolítico actual. En mayo vienen a mostrar cómo concretan su misión en escena.

Por Jorge I. Lagás

Están pasando cosas en el mundo, algunas no tan buenas, sino más bien señales de retroceso: la resistida asunción de Trump al poder en Estados Unidos; la crisis europeas como la migratoria y la económica; y en nuestro propio país, el advenimiento de elecciones presidenciales donde entre los principales candidatos siguen apareciendo los mismos de antes y de siempre.

Como se ha proclamado algunas veces, los momentos de crisis son propicios para la gestación de música interesante. Algunos de los grandes momentos de la historia del rock se han dado como reacción a momentos donde la economía o la represión política han pegado duro. Es como el llamado de la selva a uno de los conceptos inherentes a la música y la cultura rock: la rebeldía, el no dejarse aplastar y el sacar la voz cuando el entorno nos quiere llevar donde no queremos. Tom Morello, en plena temporada 2016/2017, lo plasma en una frase: “Malos presidentes dan pie para buena música”.

Es así como el ex guitarrista de Rage Against The Machine decidió dar curso a toda su rabia en su nueva banda, Prophets of Rage, que tomó forma con sus ex compañeros en R.A.T.M. y Audioslave: el bajista Tim Commerford y el baterista Brad Wilk. Para las voces, se trajo a dos adalides de la música combativa, que comparten todos los lineamientos ideológicos y artísticos de los creadores de “Killing in the name”: Chuck D, la voz dura de Public Enemy, y B-Real de Cypress Hill.

Ya sacaron un EP y comenzaron su andadura en vivo, en un proceso que ha sido apuntado por varios medios estadounidenses como el grupo que se necesitaba para canalizar esta sensación de disgusto ante cómo se están moviendo los poderes en el mundo. Una muestra fue el evento “Anti-Inaugural Ball”, hecho en la misma semana en que asumió Trump, como una especie de respuesta a esa ceremonia. Se dieron hasta el lujo de reunir a Audioslave con Chris Cornell, como número especial de la jornada.

Aunque Prophets of Rage, como tal, es un grupo nuevo, sus integrantes no son unos aparecidos en el activismo musical. El historial de Rage Against The Machine exhibe una larga lista de compromisos políticos y protestas; Chuck D ha disparado rimas políticas desde hace décadas y co-escribió un libro de música y razas; y Cypress Hill también ha debido jugar al límite más de una vez.

De manera natural, entonces, toda esta carga política que arrastran sus integrantes se junta para alzar “una voz alternativa”, como la llama Morello, en que “el sistema no puede ser arreglado por el propio sistema. Una de las formas de contraatacar es a través de la cultura”. El llamado es “Make America Rage Again”, volver a enrabiarse, pero encausado en algo que conduzca a algún fin, que no sea un pataleo nihilista que no lleve a nada (tan propio de estos tiempos «virtuales»).

No han sido los únicos: Roger Waters no ha perdido oportunidad para presentar a Trump como un “cerdo”, mientras Guns n’ Roses, Bruce Springsteen y Lars Ulrich también han manifestado su oposición; Serj Tankian, vocalista de System of a Down, fundó junto a Tom Morello la organización Axis of Justice, para involucrar a músicos y fans en la justicia social y la lucha contra el racismo; y artistas como el rapero Talib Kweli y el grupo Anti-Flag, además del mismo Tom Morello, participaron el año pasado de una serie de shows llamados “Rock Against the TPP”, para llamar la atención del Congreso sobre el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica.

No es obligación que un músico tenga que tomar una responsabilidad política, pero en momentos como este es cuando se hace necesario que alguien lo haga. Son varios los que lo están haciendo, pero es la fusión explosiva de rap-rock lleno de historia que ha logrado Prophets of Rage, lo que los ha convertido en un bombazo sobre los que hay que tener puestos los ojos.

De eso da cuenta toda la atención que ha generado en los medios internacionales. Y los resultados que ha dado esta fusión de elementos, como la sorprendente fusión de “No sleep till Brooklyn” de los Beastie Boys con la noqueadora “Fight the power” de Public Enemy, que es parte de su EP y su set en vivo.

Prophets of Rage está preparando un nuevo golpe, su primer largaduración de estudio, por mientras se lanzan a Latinoamérica a revivir todo el legado de sus bandas de origen y a despertar también la rabia que hay en este continente. En Chile, su fecha es el miércoles 3 de mayo en el Movistar Arena, con entradas por Puntoticket y con la expectativa de que se convierta en un nuevo hito donde la gente tenga la oportunidad de expresar lo que sienta a través de la música, el discurso y la conciencia.


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