PUNTERO FANTASMA

Iberia llega a Los Ángeles en auto y a la hora de los quesos

1974-Iberia

Corre enero de 1969. Nicolás Abumohor, nuevo presidente de la Asociación Central de Fútbol (ACF), dicta una sentencia de muerte contra los clubes santiaguinos que vegetan en Segunda: o se marchan a provincias “para llevar una vida más próspera y de mayor sentido” o simplemente desaparecen.

¿Su plan? Abrirle espacio a “plazas vírgenes” que esperan ansiosas entrar al fútbol rentado: Arica, Iquique, Calama, Ovalle, Curicó, Los Ángeles, Osorno… Todas hacen llegar a Santiago telegramas donde, según revista Estadio, anuncian  que “encantadas abrirían sus puertas a alguno de los clubes que quedarán desplazados de la capital”.

Como nunca, la orden se cumple a cabalidad (y bastante rápido). El 8 de enero, Bádminton se divorcia de Ferroviarios para irse a morir a Curicó. La Universidad Técnica del Estado patalea, amenaza con no prestarle nunca más su estadio al fútbol, pide tiempo para reflexionar y a final de año decide retirarse del profesionalismo. Municipal, por su lado, se ofrece en arriendo hasta encontrar casa en Rengo, donde da lástima y se diluye en la nada.

Nos queda el vilipendiado Deportes Iberia: al principio se rebela contra Abumohor, pero bajo la amenaza de la desafiliación termina también discurriendo la fórmula del arriendo. El anciano cura Gilberto Lizana da entonces por terminada la fusión con Fatucén de Puente Alto; aprovechando su rol como vicario de Carabineros, comienza un tour por Chile que culmina en Los Ángeles, donde por fin encuentra una comunidad dispuesta a abrir la billetera para acoger a un club de alquiler.

Las autoridades de la pujante capital de la provincia del Bío Bío llevan años postulando en vano a un cupo en el Ascenso, mientras el Club de Deportes Los Ángeles sigue jugando en el agonizante torneo regional del sur. Las negociaciones se prolongan durante un mes, hasta que el grupo de empresarios angelinos que encabeza el proyecto da su brazo a torcer. No habrá fusión, sino un peculiar traslado: Iberia llevará su plantel y papelería oficial al sur, donde hará usufructuo del estadio y una sede provisoria. A cambio Lizana recibirá 80.000 escudos que saldarán la deuda histórica de la institución.

Y así, a la 1:30 AM del 28 de febrero de 1969 Iberia llega a Los Ángeles en auto. Tal cual. Tras un eterno viaje desde Puente Alto por la precaria Panamericana, los nuevos arrendatarios llevan en sus vehículos particulares un par de trofeos, las camisetas usadas de la campaña anterior y un par de jugadores; el resto del plantel arriba en tren y es recibido con caravanas por las calles. La idea era que la fiesta fuera más temprano, pero no hubo caso.

Todavía es un equipo “prestado”, pero en su nuevo hogar Iberia cumplirá las mejores campañas de su hasta entonces lastimera historia. Ese año será 4°; en 1970 coquetea con el ascenso y es subcampeón detrás de San Felipe.

El debut oficial del nuevo Iberia-Los Ángeles es contra Ñublense de Chillán: frente a una multitud nace un nuevo clásico. “Apreciando que en este partido Iberia recibió un cheque de más de 7 millones, comentaron en la ACF: A quién se muda, Dios le ayuda. En su primer match como local en Los Ángeles, Iberia ya ganó más que en toda una temporada jugando en Santiago”, comenta Estadio.

Recién en 1974, como parte del nuevo modelo de desarrollo deportivo cívico-militar, el rebautizado Iberia Bío-Bío deja de operar bajo el modelo de arriendo y establece su sede definitiva en Los Ángeles como representante provincial. Arriba vemos una foto de ese equipo, que aún experimentaba en la búsqueda de un patrón de colores para su camiseta. Al cabo se afianzaría el azulgrana, alguna vez usado por el viejo Iberia de Conchalí en los años ‘50.

De todos los clubes santiaguinos mudados a provincia, Iberia es el único que sobrevive hoy. No deja de ser curioso, considerando sus funestos antecedentes que alguna vez lo llevaron a ser el equipo más odiado de Chile.

Foto: revista Estadio


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