PUNTERO FANTASMA

¿Traición? Leonel se va a Colo Colo

1970_Leonel CC

Cada vez que un jugador que ha pasado por Colo Colo es contratado por Universidad de Chile -o viceversa- se arma una escandalera. Y siempre -pero siempre- sale al baile Leonel Sánchez, a quien se acusa de haber traicionado los colores azules al firmar por sus archirrivales.

En efecto, Leonel acordó en febrero de 1970 su contrato con los albos. Ponía así puntos suspensivos a un vínculo eterno con la U, club al que había llegado cuando apenas tenía 11 años y donde fue hombre récord: jugó más de 400 partidos oficiales, anotó 166 goles y fue clave en los 6 títulos que instalaron al club laico como el segundo más popular de Chile.

¿Pero de verdad Leonel Sánchez fue juzgado entonces como “traidor” por el pueblo azul? No, para nada: esa historia -por más que hoy se repita haciendo gárgaras con la realidad- es totalmente falsa.

A fines de 1969, Carlos Pilassi, presidente de la Junta Ejecutiva de la U. de Chile, le había ofrecido al veterano delantero regalarle su pase para que “se fuera a donde quisiera”. Así, tal cual. Empecinado en rejuvenecer el camarín, el DT Ulises Ramos había decidido que lo más sencillo era jubilar a los viejos cracks del Ballet Azul. ¿Razones? “Cuestiones de edad, de agilización de los planes tácticos, por darle mayor velocidad al ataque”, explicaba el entrenador.

Liberar al gran emblema azul, dijo Pilassi, era un “premio por los servicios prestados”. Mejor sería que se retirara y asumiera como entrenador de cadetes, sugirió: sin embargo, a sus 33 años Leonel sentía que le quedaba cuerda. “Cuando juegue el próximo año por otro club, van a ver ese señor Ramos y el caballero Pilassi. Apenas llegó el nuevo entrenador me sacó del equipo. La misma suerte corrieron el ‘Pluto’ Contreras y Carlitos Campos. Creen que dándome el pase en blanco me van a consolar. No es tan fácil la cosa. Me interesa jugar. No me explicaré nunca esa actitud que tienen hacia mí”, lamentaba el mundialista del ‘62.

Cuando la U celebró el título del ‘69 -lápida de una década brillante- los cronistas vieron a Leonel llorando en un rincón del camarín. “Puchas que me hubiera gustado estar en la cancha. Siento a la U en el alma y hubiera dado un mundo por jugar este último partido, escuchar el himno, los gritos y dar la vuelta olímpica. Es en estos momentos cuando más quiero al club y no me resigno a alejarme de él”, dijo entre sollozos.

Así, a fines de enero de 1970, Leonel Sánchez apareció vistiendo la camiseta colocolina en un hexagonal de verano, a la espera de que Pilassi se arrepintiera o al menos le organizara una despedida oficial como le había prometido. En “calidad de préstamo” actuó contra la U, cosa que enfureció a la dirigencia azul. Finiquitado formalmente, firmó por Colo Colo; instalado en el mediocampo -lento y todo-, el “viejo Sánchez” se las arregló para ser una pieza útil en un equipo que al final de esa temporada acabaría siendo campeón.

Leonel no fue el único ídolo ninguneado en 1970 por el fútbol chileno. Alberto Foullioux salió de la UC por la ventana para marcharse a Huachipato; desechado por Colo Colo, Francisco “Chamaco” Valdés firmó en Unión Española.

En su momento, nadie tildó a Leonel Sánchez de “traidor” por quemar sus últimos cartuchos con otra casaca. De hecho, muchos hinchas fueron a la sede azul para protestar por el vejamen al ídolo; cuando el veterano puntero izquierdo actuó contra la U, nadie lo pifió. “Para mi sólo existe una camiseta: la azul”, declaró al final de uno de esos superclásicos que disputó por “el bando enemigo”.

Y en este punto asoma un dato clave: en 1970, la Universidad de Chile y Colo Colo no eran archirrivales. Los partidos entre ambos eran un choque atractivo entre dos clubes muy populares, pero nada más. Su tirria mutua -que hoy pareciera eterna- se forjaría recién a mediados de esa década, azuzada por un medio que veía cómo el fútbol chileno se desmoronaba. Inventar un “superclásico” fue un éxito marketinero, qué duda cabe. Pero meter retroactivamente al pobre Leonel en ese enredo es una injusticia monumental que ya sería hora de dejar de repetir.

Fotos: revista Estadio.

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