PUNTERO FANTASMA

El mejor torneo de Ascenso de la historia

1961_Estadio UTE-Final Ascenso

El campeonato de Segunda División de 1961 fue una locura. A fin de año ascenderían 4 equipos de un paraguazo: por un lado, el campeón y el subcampeón; por otro, la Asociación Central de Fútbol (ACF) elegiría a un par de clubes a dedo entre los que ocuparan del tercer al sexto puesto de la tabla. ¿Con qué criterios? Misterio.

El certamen lo disputarían apenas 12 equipos a lo largo de 22 fechas de julio a diciembre; la mayoría de esos clubes nunca había jugado en Primera. Salvo Iberia, eterno colista, todos tendrían la oportunidad de recibir el mejor regalo de Pascua de la historia, si consideramos que hasta entonces la regla era que cada año subía apenas un club.

“Se va a disponer el ascenso de los dos deportivamente más fuertes en primer término y de los dos económicamente más poderosos, subsidiariamente”, intentaba explicar la revista Estadio, preocupada por el inminente desmantelamiento de la Segunda División que tanto había costado organizar: el rumor era que en 1962 el Ascenso sería disuelto. ¿Y qué diablos era eso de “subsidiariamente”?

Como en Primera no habría descensos, sus 14 clubes se tomaron el torneo a la chacota; ese año, cosa insólita, no se registró ni un sólo traspaso en la bolsa de jugadores. En cambio, en 2ª abrieron la billetera: La Serena, San Felipe, Ñublense, La Calera, Coquimbo, Magallanes, Transandino e incluso Lister Rossel y Colchagua se reforzaron con la premisa de que el ascenso era “ahora o nunca”.

Comenzado el torneo, la dirigencia enredó más las cosas al señalar que para los ascensos extra no sólo se tomarían en cuenta los pergaminos futbolísticos de los candidatos, “sino también sus posibilidades para el futuro, su tradición y, muy especialmente, su respaldo y condiciones de plaza”. Entonces, en ciudades de toda la zona central comenzó una loca carrera para demostrar su fervor pelotero. Así se remodelaron estadios y las asistencias se dispararon a la par con masivas campañas de reclutamiento de socios.

Nunca antes -ni después- se viviría tanto fervor en los “potreros”. Calera contrató al supercrack René Meléndez, en el mayor batatazo anual del mercado de pases. En sus 11 partidos como local, La Serena, Coquimbo y San Felipe promediaron asistencias de 10 mil espectadores. Transandino sumó la friolera de dos mil socios con sus cuotas al día (!) y anunció la construcción de un nuevo estadio. Incluso la UTE, dejando de lado su tradicional modestia, se dio el lujo de inaugurar en junio su propia cancha. “Un aporte magnífico es el estadio de la Universidad Técnica del Estadio. Cómodo, pequeño, moderno, sumamente confortable, un chiche en plena comuna Quinta Normal”, describía Julio Martínez. En la foto de arriba vemos una postal irrepetible: ese recinto lleno hasta las banderas.

En recta final, JM juzgaba que el de 1961 había sido “el mejor torneo de promoción ofrecido hasta ahora por el fútbol nuestro; en público, en recaudaciones, en equipos, en clima, en emoción, en fútbol, con la aparición de plazas y conjuntos que no desentonarían en la competencia superior”. ¿El único pero? El lastre que suponían algunos clubes capitalinos -Iberia, San Bernardo Central, el propio Magallanes- cuyo escaso arrastre contrastaba con el carnaval en provincias.

Al cabo, en la cancha, este torneo express se decantó rápido a favor de Calera y San Felipe. Más atrás terminaron La Serena, Trasandino, Magallanes y Ñublense: entre estos cuatro saldrían los dos ascensos que se decidirían por secretaría. Coquimbo, de buena campaña todo el año, se cayó al final; Magallanes, que terminó penúltimo en la primera rueda, cuajó una espectacular remontada final para meterse en el lote de los seis.

Y así, como era obvio, en los pasillos de la ACF a fin de año se desató una guerra: ¿cuáles serían los dos clubes elegidos a dedo para subir?

Fotos: revista Estadio

1961_Tabla final Ascenso


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