MALDITO ROCK AND ROLL

RESEÑA // Deep Purple: Smoking on the Broadway

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Recuerdos de una nueva jornada en vivo junto a una de las bandas insignes del hard rock.

Por Javier Sandoval G.
Fotos de Sergio García.
Revisa más fotos de la jornada en Recital.cl

El pasado domingo 23 de noviembre fue un día complicado para los fanáticos del rock en nuestro país, ya que por un lado se presentaba Kansas en el Teatro Caupolicán y por otro Deep Purple en el Espacio Broadway en marco del festival pro-legalización de la marihuana, Legalize Festival. Quienes eligieron a los británicos por sobre los estadounidenses pudieron presenciar –además de artistas locales de trayectoria, como Aguaturbia, Los Jaivas y Jorge González– un show lleno de emociones y de rock clásico del bueno, bien bueno, de ese que es capaz de hacer pasar a segundo plano una bien mala organización.

La banda formada por Ian Gillan, Roger Glover, Ian Paice, Steve Morse y Don Airey subió al escenario del Sativa Stage a eso de las 22:30, hora donde el frío y el viento atacaban con todo y en que todavía se realizaba la presentación de Ska-P en el otro sector del Espacio Broadway (Indica Stage). Este hecho fue bastante molesto por dos razones: el sonido emitido por el conjunto español, a momentos, se mezclaba con el de Deep Purple, cosa que no era muy agradable. Además de que, pese a que eran grupos totalmente distintos, varios fueron al festival para verlos a ambos, no elegir entre uno u otro.

El show comenzó con un clásico de la banda y del rock en general: “Highway Star” del célebre Machine Head (1972). Al escuchar los acordes de la canción algunos saltaron, otros observaron con algo de nostalgia y felicidad a los músicos, y otros cantaron hasta los solos de Morse, acompañándolo con la tradicional “guitarra de aire”. Un buen inicio que fue seguido por “Into the Fire” y “Hard Lovin’ Man”, temas que hicieron mover al público tanto como el viento al escenario donde tocaban los ingleses.

Deep Purple en Legalize Festival - Espacio Broadway 2014

Después, los oriundos de Hertford continuaron demostrando su chapa de “leyendas” con uno de los puntos más altos de su presentación, “Strange Kind of Woman”, además de una composición de su más reciente álbum Now What?! (2013), “Vincent Price”, donde las calaveras proyectadas en las pantallas detrás de la batería y los teclados de Airey ayudaron a crear cierta atmósfera ligada al terror, tal como a Price le hubiese gustado.

Los espectadores, en su mayoría adultos, no paraban de manifestarle su respeto al grupo inglés al término de cada canción, y éstos últimos tampoco de ratificar su talento musical a su fanaticada a costa de magníficos temas instrumentales como “Contact Lost” y “The Well-Dressed Guitar”, donde Steve Morse mostró todas sus aptitudes con las seis cuerdas e Ian Gillan con su rol de manejar al público. Aquellas composiciones fueron el pase perfecto para que Deep Purple continuara con un clásico como “Lazy”, otro de los momentos destacados de la jornada.

Don Airey, quien llegó a suplir al fallecido Jon Lord, tampoco se quedó atrás con sus solos de teclado, en donde incluso tocó parte de “Gracias a la Vida” de Violeta Parra, lo que se tradujo en múltiples aplausos de los asistentes y que sirvió como introducción para “Perfect Strangers”, tema que le dio nombre a la placa de 1984 y que continuó con la fiesta de rock clásico que se estaba desatando a plenitud.

Deep Purple en Legalize Festival - Espacio Broadway 2014

Tal vez uno de los momentos más especiales del show fue cuando el conjunto británico tocó una dupleta de Machine Head. La primera en ser interpretada fue la enérgica “Space Truckin’”, donde el público demostró que seguía en pie de cañón, pese a las casi ocho horas de festival. La segunda fue –quizás– la más esperada por todos y todas: “Smoke on the Water”. Al momento de escuchar aquel clásico riff, los gritos de euforia se hicieron presentes de inmediato. Cosa entendible, dado que aquella canción fue ubicada entre las 500 mejores canciones de la historia, según la revista Rolling Stone.

Pese a que Deep Purple abandonó el escenario para el “entre-tiempo”, nadie quería irse. No querían dejar de escuchar a la legendaria banda británica ni tampoco apartarse de la masa humana que había de público, dado que el viento que se sentía en el Espacio Broadway era más frío que candado de fundo. Por suerte, los músicos no se demoraron mucho y volvieron a la brevedad. Ahora, los encargados de demostrar sus talentos fueron Ian Paice y Roger Clover, con su batería y bajo, respectivamente. Ambos interpretaron una melodía bastante rockera, rápida y llena de energía que fue acompañada de principio a fin por las palmas de los fanáticos.

Los últimos temas tocados de la noche fueron el cover de la canción escrita por Joe South, “Hush” y la potente “Black Night”, en donde el solo final fue ejecutado entre-cortado con el fin de que los espectadores lo fueran cantando a la par de los músicos. Con esto, Deep Purple procedió a despedirse de los asistentes, a lanzarles las baquetas y uñetas, y decirles un “adiós” que muchos esperan que tenga tinte de “hasta luego”.

Si uno saca las cuentas, se puede dar cuenta que la edad promedio del conjunto inglés es de 66 años, donde el más joven (Morse) tiene 60 y el más viejo (Gillan) tiene 69. Pese a los años en el cuerpo y a que los movimientos ya no son los mismos de antaño, ellos supieron cómo entregar un buen espectáculo a un público que se vio, desde antes del comienzo del festival, algo complicado por los asuntos de los horarios y el traslado ida-vuelta al local de la ruta 68, por culpa de la discreta organización del evento. Deep Purple no sólo sacó la cara por Legalize, sino que también sacó aplausos, emociones y cánticos del cuerpo de sus fanáticos, esos que sólo una buena banda de rock es capaz de liberar.


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