MALDITO ROCK AND ROLL

Lo exótico, lo humano y lo desastroso de «Band On The Run»

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Con Ernesto Bustos, recordamos los 40 años del disco que erigió a la fama a Paul McCartney después de los Beatles.

Sólo para contextualizar. Temuco, invierno de 1975. Paul McCartney sonaba con insistencia en la naciente Frecuencia Modulada y yo, por motivos laborales de mi viejo, vivía junto a mi familia en una casa antigua de calle Aldunate con San Martín, a unas pocas cuadras de la plaza de armas de la capital de la Araucanía.

Siendo director del Austral de Temuco, mi padre era un fanático de los Beatles y todos sus derivados. Tenía todos los discos oficiales, un par de rarezas, los solista de Paul, John, Ringo y George. De ahí mi admiración hasta hoy y, en particular, del señor McCartney. «Band On The Run» no fue el primer disco que escuché de los Wings, pero sí el que me señaló que Paul era un grande.

Lo que no sabía de «Band On The Run» eran los numerosos contratiempos que tuvo Paul, Linda Eastman y Denny Laine para grabar el disco que catapultó al ex Beatle a la categoría de ídolo por si solo.

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Partamos. Después de «Red Rose Speedway» (abril de 1973), todo estaba destinado a fracasar. Henry McCullough (guitarra) y Denny Seiwell (batería), quienes fueron parte de la primera formación de los Wings, abandonaron el crucero a días de iniciarse las sesiones de grabación de «Band On…» en septiembre de 1973.

No sé qué estaba pensando Paul McCartney que, como una excusa de romper la rutina y salir del Reino Unido, decidió que el próximo disco se grabaría lejos de casa. Para eso contactó a los ejecutivos de EMI y consultó por diferentes estudios de la casa discográfica repartidos por el mundo. ¡Sorpresa! Wings sacó pasajes a Lagos, capital de Nigeria.

Instalados en el corazón de África, lejos de dar con un destino paradisíaco, ideal para componer buena música, lo que encontró Paul y sus colaboradores fue un país que se caía a pedazos, pobreza extrema, una guerra civil que se prolongaba desde mediados de los ‘60 y un régimen militar que intentaba unificar a las diferentes castas tribales en conflicto.

paul mccartney nigeria

Hay más. El destartalado estudio de propiedad de EMI en Lagos no calificaba en la escala de lo básico para grabar. Paul y Linda fueron asaltados en pleno centro de la ciudad, perdiendo los demos de «Band On…» y el percusionista local Fela Kuti (una suerte de caudillo artístico local) orquestó una campaña en contra del ex Beatle, acusándolo de pretender robar la música africana. Todo mal. No conforme con la denuncia, Kuti obligó a los Wings a interpretar todo el material frente a él y sólo cuando comprobó que todo era producto de su imaginación, desistió del hostigamiento. En ese momento, Paul, Linda y Denny fueron convencidos por Ginger Baker (motivo de una próxima columna) para que continuaran la grabación del disco en su homestudio.

Algunos datos de Band on the Run. En diciembre de 1973, el 5 en Estados Unidos y el 7 en el Reino Unido, el disco fue publicado, recibiendo buenas críticas. En principio, las ventas fueron pequeñas, pero tras la comercialización de «Jet» y de «Band On The Run» como primeros sencillos, aumentaron considerablemente.

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Mención especial para la portada. El 28 de octubre de 1973 Paul McCartney, Linda Eastman y Denny Laine participaron en la sesión fotográfica, junto a otras seis celebridades, vestidos todos como convictos y tomados por sorpresa por un foco de vigilancia de la prisión. Los convocados fueron Michael Parkinson, Kenny Lynch, James Coburn, Clement Freud,  Christopher Lee y John Conteh. La fotografía fue tomada en un muro de Osterley Park, Brentford.

Después de tantos padecimientos, Band on the Run dio sus frutos. El disco y el single fueron un éxito a ambos lados del Atlántico e hicieron posible que la segunda formación de los Wings -tras la incorporación de Jimmy McCullooch en guitarra y Joe English en batería- comenzara a edificar su historia a escala de grandes arenas a partir de los dos álbumes siguientes, «Venus And Mars» (1975) y «Wings At The Speed Of Sound» (1976). Si bien había rozado el éxito con algunos simples previos, por primera vez en su carrera post Beatles Paul McCartney pudo hacer valer el peso propio de un disco de su nueva etapa. No fue casualidad, entonces, que Rolling Stone escribiera por esos años que «Band On The Run» «representaba lo mejor que cualquiera de los Beatles han hecho desde Abbey Road».

¿Será para tanto? Creo que anduvimos cerca.


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